La revolución alemana

Esa Copa levantada por el Philipp Lahm como capitán del nuevo campeón Mundial en Brasil, le daba cierta justicia al trámite de un tensionado partido en donde Alemania fue algo mejor que la Argentina.

Lahm

Esa Copa levantada por el Philipp Lahm como capitán del nuevo campeón Mundial en Brasil, le daba cierta justicia al trámite de un tensionado partido en donde Alemania fue algo mejor que la Argentina. Pero detrás de esa Copa, detrás de esos brazos en alto de Lahm, de esas caras agitadas y dibujadas de alegría de los alemanes –sí, este Mundial sirvió para demostrar que los alemanes son capaces de demostrar sentimientos- existe mucho más que 90 minutos de fútbol, o en este caso, 120.

La consagración alemana es el triunfo de un trabajo a largo plazo y serio. Es la confirmación del famoso proceso, planificado desde principios de 2000 y que encuentra, 14 años después, el resultado más importante del universo a nivel selección. Alemania está en la cúspide del fútbol mundial y no es una casualidad, sino una causalidad que los alemanes empezaron a trabajarlo desde abajo, pero de muy abajo.

Cuando en 1997, Alemania nacionalizó a dos jugadores (Sean Dundee, del Karlsruher FC y Paulo Rink, del Leverkusen) con el solo objetivo de jugar por la selección, se dieron cuenta de que algo andaba mal. Si bien ese mismo año el Borussia Dortmund y el Shalke 04 habían conquistado Europa con la Champions y la Copa de la UEFA, tenían jugadores que ya estaban entrando en la última etapa de su carrera, además de varios extranjeros. El fútbol alemán se estaba quedando sin jugadores, algo tenían que hacer.

Alemania en Francia 1998, la última vez que no accedió a una semifinal.
Alemania en Francia 1998, la última vez que no accedió a una semifinal.

El Mundial de 1998 dejó a la Alemania de los históricos Klinsmann y Matthaus en cuartos de final, tras aquella paliza de la legendaria Croacia de Davor Suker. El 3 a 0 fue una situación límite para una selección con un promedio de edad alto, que no aguantó el ritmo y marcó el rumbo para lo que llegaría después: La reinvención estructural del fútbol alemán.

Al año siguiente, desde la Federación Alemana de Fútbol pergeñaron un plan. Con Franz Beckenbauer a la cabeza –en ese entonces, vicepresidente de la Federación- decidieron iniciar un proceso con los juveniles. Convocaron a Dietrich Weise como director general de Desarrollo de fútbol Juvenil de la Bundesliga y crearon 121 centros de formación para niños desde 10 años para arriba. Estos centros juveniles trabajaron en forma directa con los clubes de la Bundesliga, quienes empezaron a nutrirse de los valores jóvenes. El plan, presentado en 1999, ya se echó a rodar para el año 2000.

La temporada 2002/2003 encontró a la mayoría de los clubes de la Bundesliga en quiebra. Los grandes sueldos a jugadores “estrellas” del extranjero no redituaban en beneficio al club, que no encontraban igualmente respuesta en el ingreso genuino con los socios ni por la venta de entradas. A partir de 2004, la apuesta fue en los juveniles que ya venían saliendo de algunos centros de formación, que si bien no logran que TODOS los que practican lleguen, por lo menos cumple la otra idea: Que los jóvenes no se pierdan en los vicios y que encuentren, si no es en el fútbol, otros sustentos para ser partícipes de la sociedad.

El centro de formación del Bayern.
El centro de formación del Bayern.

Planificación

Tras el “fracaso” de su propio Mundial de 2006, en Alemania no hubo suicidios colectivos ni tiraron todo por la borda. Se aferraron sobre el proyecto que tenían y Joachim Low, hasta ese entonces asistente técnico, tomó la dirección técnica reemplazando a Jürgen Klinsmann. Tomen el año: 2006.
Con Klinsmann, la selección alemana ya empezó a apostar por los jóvenes y fue edificando una identidad futbolística que utilice la riqueza técnica e individual de cada jugador para lograr un juego colectivo abrumador. Lo sufrió Brasil, que se comió 7 al irse al bulto, mientras que contra Argentina, los alemanes no renunciaron a su estilo y así consiguieron el gol de Gotze. Sabella se quedó esperando una genialidad de Messi que nunca llegó.

Pero la revolución alemana no solo significa un cambio a nivel de selección. Este trabajo incluye a cada club miembro de la Bundesliga, que hoy por hoy, es una de las mejores ligas del mundo. Tras la crisis de los clubes entre 2002 y 2003, en la Bundesliga se dieron cuenta que lo mejor era apostar por los juveniles, además de que la propia Federación tomó asuntos con respecto al manejo de las entidades deportivas.

En ese sentido, se estableció que ningún dueño de club pueda tener más del 49% de las acciones de un club –salvo las excepciones acordadas de Bayern Munich, que es manejada casi en su totalidad por la Multinacional Bayern y el Wolfsburgo de la Wolkswagen- y también cambiaron el sistema de ventas de entradas; La totalidad de las localidades no solo son destinadas para los asociados, sino que se establecieron sistemas de ventas de hasta 4 partidos por paquetes, que en algunos casos, el costo incluye además el boleto del transporte público! El precio es sumamente razonable y al alcance de cualquier trabajador promedio. No es un espectáculo de élite.

Borussia tiene un promedio de 80.000 personas por partido de local. Un infierno.
Borussia tiene un promedio de 80.000 personas por partido de local. Un infierno.

Los clubes de la Bundesliga están obligados a contar con una estructura adecuada para la formación de juveniles. Esto incluye un centro de formación con vestuarios para los jugadores, 3 campos de césped natural, además de campos de césped artificial y dos de los campos deben tener sistema de iluminación artificial. Igualmente, para los clubes de la Bundesliga 2 (la Intermedia nuestra) los requisitos son: 2 campos, al menos uno debe tener sistema de iluminación artificial. Cualquier institución deportiva que no cuente con esta infraestructura, no participa del torneo.

Toda esta infraestructura debe orientar a un elemento fundamental: Hacer que el jugador priorice la técnica por sobre la fuerza. Ser preciso en el toque y establecer como una filosofía, el juego en conjunto. En definitiva, ser un equipo, en toda la extensión de la palabra. Este “chip” se injerta en el sistema de los alemanes desde los 12 años, y esta generación que alcanzó la gloria en Brasil, viene a ser la primera camada. Por supuesto que cada club tiene la libertad de mejorar su infraestructura, como lo hizo el Borussia desde hace un par de años, al comprar el “Footbonaut”, una máquina especializada para que el jugador reciba el balón pueda dar el pase correcto en dos toques.

El resultado de toda esta revolución alemana, hasta aquí, es simplemente sorprendente: De los 23 jugadores que jugaron en el Mundial de Sudáfrica, todos salieron de las Academias de formación (Bundesliga 1 y 2). En Brasil, repitieron el mismo capitán Philipp Lahm, el mismo DT, pero con 12 jugadores que no estuvieron en Sudáfrica, de los cuáles 9 también pertenecen a los centros de formación.

La Bundesliga es la atracción futbolística más importante del mundo cada domingo. Desde 2013, el promedio de público por cada partido es de 43.167 aficionados por partido, que supera ampliamente a lo que registra la Premier, que tiene unos 36.106 aficionados de promedio en cada cancha. La cantidad de público por partido, el espectáculo en las gradas, lo que presentan las hinchadas y la armonía en el juego que se establece ahora a partir de todo este trabajo en inferiores, hacen de la Bundesliga un show único, por el que la televisión pagó el año pasado, unos 603 millones de euros por derecho de transmisión, cifra impensada hasta hace cinco años atrás.

Los hinchas se suman para cooperar en el show. La Bundesliga es un espectáculo para todos.
Los hinchas se suman para cooperar en el show. La Bundesliga es un espectáculo para todos.

Para instalarse en Brasil, la selección alemana adecuó su propio centro de entrenamiento en Santo André, en donde pudieron convivir los jugadores con sus familiares durante estos treinta días. En la inversión, no tuvo mucho que ver la Federación Alemana, que se sirvió de un grupo inversor, que puso la plata para hacer el complejo y que ahora para recuperar y ganar dinero, ya está ofertando el lugar a 2.000 dólares cada cabaña. De seguro encontrarán inquilinos.

Con un promedio de 24,7 años de edad, esta selección alemana cumplió su mayor objetivo propuesto hace años. El fútbol alemán hoy respira desde arriba, demostrando que el trabajo en serio y planificado da sus frutos, y que el proceso bien orientado, siempre trae buenos resultados. No será fácil bajarlos a los alemanes de su pedestal, pero el fútbol es fútbol y cada partido es una historia diferente. Y eso lo más hermoso que tiene este deporte.

Fuentes consultadas: www.elgrafico.com.ar (El boom del fútbol alemán) – www.elcanterano.com (Reinventando el fútbol hondureño, el ejemplo Alemán 1)- www.bbc.co.uk (Mundial de Alemania: La fórmula de Alemania, rapidez, fuerza, habilidad y talento) – www.everardoherrera.com (El fútbol alemán resurge invirtiendo en los jóvenes).-

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Aldo Benítez

Periodista de La Nación. Amante del mundo del fútbol y las letras. Seguidor del Indio Solari, soñaba jugar un mundial y consagrarse en Primera.

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