Olimpia desaprovechó la oportunidad de consolidarse como único puntero del campeonato, tras caer 1-2 ante Capiatá. Ayer en Para Uno, el equipo franjeado no encontró la forma de destruir la sólida defensa rival y cayó en una crisis de ansiedad. Francisco Arce equivocó los caminos por las siguientes razones:
1. Los cambios
Del primero no hay mucho que cuestionar, pues Nery Cardozo es más 9 que José Ariel Núñez, de muy bajo rendimiento. Pero a 29 minutos del final se produce un doble cambio desesperado; ingresan dos jugadores con las mismas características (Salgueiro y Mendieta) y se retiran dos volantes de marca (Vargas y Aranda). Olimpia quedó desprotegido en el sector derecho y con poca marca en el medio. Mendieta no funcionó con Salgueiro en cancha, situación que ya se dio en partidos anteriores.
2. La condición de favorito
Fue desfavorable para El Decano. Los jugadores no lo tomaron con calma. Los minutos pasaban, el gol no llegaba y, como es lógico, fueron todos al ataque. En ese momento llega el tanto de Capiatá, tras un contragolpe por el sector derecho (ya despoblado con la salida de Aranda) que ni Paniagua ni Salcedo pudieron detener. Olimpia no manejó la presión de candidato, aspecto a resolver para los cuatro partidos restantes.
3. El planteamiento de Félix Darío León
Las instrucciones del técnico de Capiatá fueron claras: esperar al rival y presionar a los volantes. No se ejerció una presión en la salida de los defensores ni en el retroceso de los delanteros, sino en zonas estratégicas de creación. Olimpia no pudo filtrar un solo pase en profundidad, mérito del disciplinado trabajo de la defensa capiateña.
Una derrota que enciende la alarma en campamento franjeado. Los volantes extremos (Torres y Silva) no rompen líneas y el equipo entra en nerviosismo. Inicia la recta final del torneo y el margen de error es cada vez menor.