-“Cualquier cosa que te diga la gente sobre Alfredo Di Stéfano, ignóralo.”
-“¿Por qué?
-“Sea lo que sea que te hayan dicho, él fue más que eso”.
Juan Santisteban a Sid Lowe
Muchos hablan sobre el mejor jugador de la historia, pero pocos se toman el tiempo en discutir quién fue el jugador más importante de la historia. Esto se debe a que decidir el mejor jugador da lugar para discusiones eternas, mientras que el jugador más importante casi siempre lleva a la misma respuesta: Alfredo Di Stéfano, “la Saeta Rubia”. Nos hemos tomado el tiempo en resumir su brillante carrera, su juego, personalidad y cuanto cambió el panorama del fútbol en sus años como estrella máxima del deporte.
Carrera
Di Stéfano nació en Buenos Aires el 4 de julio de 1926 y comenzó a jugar en River Plate. Hasta los 18 años jugaba poco porque estaba detrás de grandes jugadores como Adolfo Pedernera, así que fue un año a Huracán. Volvió a River y se convirtió en estrella, siendo goleador en 1947.
Era un goleador nato, en parte por haber tenido como máximo idolo al “Saltarín Rojo”, Arsenio Erico, a quien consideraba el mejor jugador de la historia. Una vez dijo: “Yo solo quise ser una pequeña imitación suya”.
En 1949 hubo una huelga de jugadores en Argentina, así que para seguir jugando fue contratado por una liga que no estaba afiliada a la FIFA y no estaba obligada a pagar por ficha de jugadores: la DImayor de Colombia. Esta liga no era cualquier liga: se convirtió en la mejor del mundo entre 1949-1953, pagando los mejores sueldos a los mejores jugadores de todos los rincones del planeta. Di Stéfano fue a Millonarios, en donde era la figura del equipo llamado “Ballet Azul”, para muchos el mejor de la época.
Cuando la liga se disolvió en 1953 se vio involucrado en una de las transferencias más confusas y peleadas de la historia. El Barcelona ya compró su ficha de River, pero el Real Madrid, con la ayuda del gobierno del Generalísimo Franco, también quería tenerlo, así que compró su ficha de Millonarios. Fueron a la FIFA por este conflicto y el resultado fue que la decisión debía ser de la Federación Española.
La Federación Española hizo la salomónica: Di Stéfano jugaría 2 años en el Real y luego 2 años en el Barcelona. La pequeña diferencia que los primeros dos años eran para el Madrid molestó a los blaugranas, quienes decidieron renunciar a sus 2 años y lo vendieron al Real. Fue posiblemente el peor negocio que hayan hecho y sirvió para aumentar aún más la rivalidad entre ambos clubes.
Jugó 11 años en el Real Madrid, ganando 8 campeonatos de Liga, 5 Copas Europeas (convirtiendo goles en las 5 finales), 1 Copa del Generalísimo (ahora Copa del Rey) y 1 Copa Intercontinental. Dejó el equipo en 1964 por discusiones con el técnico y el presidente, Santiago Bernabeu, y jugó 2 años más en el Espanyol hasta retirarse.
Al retirarse trabajó como técnico, ganando títulos en Boca Juniors, Valencia, River Plata y el Real Madrid. Fue más recordado por su época como entrenador del Real en 1982, en el cual salió subcampeón de los 5 torneos que disputó.
Su carrera internacional no fue muy distinguida, pero sí bastante particular. Jugó por Argentina, ganando su único campeonato en la Copa América de 1947, por Colombia, cuando esta no estaba afiliada con la FIFA, y finalmente por España. A pesar de su grandeza nunca jugó un Mundial, debido a que Argentina y España no clasificaron entre 1950 y 1958 y en 1962 estaba lesionado y no pudo ir.
Estilo de juego y personalidad
Hablar de cómo jugaba era hablar del jugador total, porque tenía una capacidad física privilegiada que le permitía recorrer todo el campo de juego. Manejaba todos los aspectos del equipo, lideraba al grupo, pedía la pelota, gambeteaba, daba el pase preciso, buscaba espacios, creaba situaciones para sus compañeros y convertía goles siempre. Era tal su control de todo el campo de juego que la revista L’equipe lo apodó “El omnipresente”.
Helenio Herrera, el primer D.T. estrella decía: “Pelé era un violín, Di Stéfano era la orquesta entera”. Otros como Bobby Charlton admiraban como estaba en todas partes y se preguntaban cómo podían para a un jugador así.
Una muestra de su juego para beneficiar al equipo fue contra el Inter, en el cual pusieron a 2 jugadores como su marca personal. Su estrategia en el partido fue correr hacia las esquinas y al costado del campo para quitar a los jugadores del partido y darles lugar para correr a sus compañeros.
Al igual que todo gran jugador, tenía una necesidad casi enfermiza de ganar. Cualquier juego de cartas se volvía de vida o muerte con tal que el salga victorioso al final. Según la prensa de la época siempre estaba de mal humor, fumando y gruñendo a los reporteros en el vestuario.
Para muchos la única forma de describirlo era como “pesado”. Su personalidad era tan dominante que el equipo tuvo a 4 técnicos entre su primera y quinta Copa Europea ganada, porque ninguno podía competir en liderazgo con la “Saeta”
Exigía enormemente a sus compañeros de equipo, pero siempre era respetado porque solo exigía el mismo nivel y esfuerzo que él desplegaba dentro de la cancha, lo cual era imposible para cualquiera menos él. Ferenc Puskas decía que Di Stéfano mantenía una lista de todos los errores en su cabeza, gritando a todos sus compañeros durante los 90 minutos para que corran. El propio Puskas le dejó un gol a la Saeta cuando ambos estaban empatados en la lista de goleadores, porque sabía lo que se venía si la estrella no terminaba en primer lugar.
Su presencia se notaba desde el primer día, como le pasó a Amancio Amaro, quien era el nuevo fichaje del club. En su primer entrenamiento le dieron un uniforme sin el escudo, este se quejó y Di Stéfano le gritó “Hay que sudarla, chaval”.
Además de ser figura dentro de la cancha, también lo era afuera. Fue uno de los primeros íconos mundiales del fútbol. Actuaba en películas, comerciales de todo tipo y siempre era perseguido por los fanáticos. Su importancia era tal que hasta fue secuestrado por revolucionarios venezolanos en 1963, lo cual tuvo en vilo a todo el mundo por casi 2 días.
Influencia
El equipo blanco fue elegido como el mejor equipo del siglo por la FIFA, mérito que nunca hubiera logrado sin la aparición del argentino. Antes que el aparezca el Madrid era opacado por otros equipos, como el Athletic Bilbao y el Barcelona, pero la combinación entre la figura de Di Stéfano y el liderazgo del presidente Santiago Bernabeu convirtieron al Madrid en un símbolo del éxito y de la grandeza en el fútbol. Antes que llegue él solo habían ganado 2 Ligas, y desde su aparición han ganado 30, casi la mitad de las que se han jugado.
La verdadera clave de su éxito y el éxito del club fue la Copa de Europa. Creada en 1955 por la influencia del editor de L’equipe, Gabriel Hanot e impulsada por Bernabeu, la idea era juntar a los mejores equipos de Europa y elegir a un ganador. Uno de los riesgos era que la copa quede en el olvido, como la antigua Copa Mitroipa o Copa Latina. Esto no ocurrió gracias al gran equipo del Madrid, quien se volvió legendario con sus 5 copas ganadas de manera consecutiva, levantando tanto su prestigio como el del torneo.
Aquel legendario equipo de la “Saeta” no solo convirtió a la Copa de Europa en la más prestigiosa del mundo, también fue indirectamente la fuerza que llevó a la creación de la Copa Libertadores. Al tener al mejor equipo de Europa, todos querían jugar contra ellos para demostrar que eran el mejor del mundo.
Esta búsqueda del mejor equipo del mundo impulsó la creación de la Copa Intercontinental, la cual requería que Sudamérica cree un torneo similar a la Copa de Europa. Ya existían planes para una competencia entre campeones sudamericanos, pero fue esto lo que llevó a su rápida implementación. La primera final Intercontinental se jugó en 1960 entre Real Madrid y Peñarol, siendo campeón el equipo español.
Por todas estas razones nunca existió, existe y posiblemente no existirá un jugador que haya influenciado el mundo del fútbol más que el gran Alfredo Di Stéfano. No solo fue un talento inmenso dentro de la cancha; también fue el arquitecto del club más prestigioso del mundo, el jugador que convirtió a una competencia de clubes en la máxima gloria de toda Europa y Sudamérica, la primera superestrella verdaderamente global y uno de los que transformó al fútbol de un deporte más a un relato casi mitológico y heroico de nuestro tiempo.
El 7 de julio de 2014, La “saeta rubia” dijo adiós.
Salud Don Alfredo, la pelota siempre agradecerá haber estado en sus pies.
(Información obtenida de los libros “Fear and Loathing in La Liga” de Sid Lowe y “The Ball is Round” de David Goldblatt, el obituario de The Guardian y el documental “El secuestro de la Saeta” de ESPN.
Fotos: wikipedia.org, futbolred.com, fuerzaperica.com, guardian.com, bbc.co.uk, historiarealmadrid1902-2002.blogspot.com, as.com)