Bajo la sombra del imponente Cerro Yaguarón se disputa cada fin de semana una de las ligas más reñidas e interminables de todo el Paraguay. La Liga Yaguaronina es un evento que dura practicamente todo el año, entre la divisiones de ascenso y la Primera no ofrecen un fin de semana de respiro para los fanáticos de la ciudad. Cada equipo trata de dejar una huella en el pueblo, tal como la del Pa’i Sumé en la cima del cerro, ganándose el respeto y la admiración de todos sus hinchas.
Mientras se ennegrece el cielo encima del cerro los chicos siguen con todas las ganas de jugar. La cancha del 29 de Setiembre puede sufrir el embate de la lluvia, pero esto solo servirá para refrescar a los jugadores.
Un campeonato recién termina cuando el equipo va a pagar su promesa a la basílica de Caacupé. En este caso es el plantel del Deportivo Yaguarón el que se subió a la carrocería de un camión para recibir las bendiciones de la virgen y dar las gracias por el campeonato obtenido.
Después de un partido donde la lucha y el sacrificio fueron las constantes no hay nada mejor que un buen soyo con tortilla como merienda para reponer las energías. Los jugadores del club 14 de Julio están agradecidos con el presente de la comisión de apoyo al equipo.
Encima de la exultante hinchada y plantel del Independencia Futbol Club se encuentra aquello que todos los equipos de la Liga Yaguaronina persiguen en cada torneo: la copa del campeón. Esta copa es tan nueva que ni siquiera se tomaron el tiempo en quitarle el plástico protector, capaz así mantiene su lustre.
Considerando que la mayoría de las canchas en el interior no tienen un cesped al estilo de los grandes equipos que pregonan el tiki-taka, uno siempre termina viendo a la pelota viajando por los aires. Cada jugador del Fulgencio Yegros y del 25 de Diciembre tienen los ojos fijos en la pelota, y esperan que la misma no pique como un conejo que tomó 20 tazas de café al caer al suelo.
El atardecer yaguaronino nos entrega esta hermosa postal en la cancha del Club Cerro Corá . El equipo coreño ya se retiró del campo de juego, pero la pelota sigue esperando alguien que la contagie de virtuosismo y talento.
El amor que siente un hincha hacia sus banderas inicia en el proceso de elaboración de la misma. En el taller de costura este hincha del 29 de Setiembre une el rojo y el amarillo para crear un símbolo de apoyo y aprecio hacia el club y sus hinchas. Es un trabajo sacrificado que están dispuestos a realizar para dar muestra de su amor a la institución.
En el vestuario del Deportivo Yaguarón cada jugador tiene su lugar. En lo que parece ser la letra de la esposa del director técnico están escritas las tarjetas pegadas a la pared, cada una con un mensaje para los 11 guerreros que enfilarán a la cancha en busca del triunfo.
Los árboles son parte indispensable de una cancha en el fútbol del interior, ya que ofrecen sombra y protección para los jugadores y para los hinchas.Los fanáticos del General Caballero del Km. 55 deben sentirse en el medio del bosque en estas graderías que construyó el club.
Un salto a la gloria, eso intenta transmitir el jugador del Fulgencio Yegros al resto de sus compañeros de equipo. Mientras otros simplemente tomarán la salida fácil de correr por el costado, este jugador despliega toda su adrenalina antes de que empiece a rodar la pelota.
A pesar que nuestro recorrido termina, el fútbol en Yaguarón continuará día tras día llenando de algarabía y quebranto a los ciudadanos de la ciudad. La tradición futbolera ya es una parte fundamental del pueblo, tanto como su centenaria iglesia. Cada partido se escribe una nueva fábula que será parte de la historia de esta población fervorosa y apasionada por el deporte rey.
Foto principal: Club 29 de Setiembre