Olimpia superó 3-1 al tradicional rival, en otro apasionante capítulo del superclásico del fútbol paraguayo. Un resultado en consonancia a lo visto dentro del campo, pues los dirigidos por Francisco Arce interpretaron a la perfección los matices del juego. Mucho más claro para jugar con el balón y compacto en todas sus líneas, primando lo colectivo sobre lo individual, el equipo franjeado encontró la victoria por medio de estas tres vías:
1. La polifuncionalidad de Paniagua
Es el comodín de “El Chiqui” Arce. Fue quien probó el primer disparo al arco, que se estrelló contra el palo tras un gran centro de Claudio Vargas. Luego el ex azulgrana se encargó de taponar en el medio y meterse entre los centrales (Salcedo y Rolón) cuando fuese necesario. Sólido en la marca y una muralla en defensa. Completa el podio con Zeballos y Candia.
2. La ductilidad
El equipo tiene tantas variantes que se adapta a cualquier esquema. Cuando Paniagua se ubicaba en la defensa, Vargas —quien arrancó como lateral— pasaba al medio, complementándose muy bien con Cristian Riveros. Salcedo cubría la posición de Vargas, sabiendo que tenía al lado a un imperial Paniagua. Alternaciones que sorprendieron a Roberto Torres, quien esta vez no supo decifrar el juego.
3. El sector izquierdo
Fue la zona más fuerte de Olimpia. La triangulación Candia-Torres-Zeballos produjo un gran dolor de cabeza al rival. Si bien Iván Torres no tuvo uno de sus mejores partidos, estuvo disciplinado en la marca y no permitió a Carlos Bonet realizar sus desbordes. Salustiano Candia fue una bala en los contragolpes y se lució con una asistencia en el segundo gol.
Una clara victoria con sabor a campeonato, ya que el camino del franjeado, a priori, es más ligero que el azulgrana. Los pasajeros del Expreso Decano aguardan con ansias la siguiente parada: la cuadragésima corona.