El hincha fanático siempre está pendiente de dos resultados cada fin de semana: el triunfo de su equipo y la derrota de su máximo rival. Una derrota del tradicional adversario a veces termina siendo más dulce y de mayor importancia que la victoria de su propio club por el cual expresan su fanatismo día tras día. Esto se nota a través de las burlas tras cada eliminaciones en una compentencia internacional, derrota en los clásicos o partido definitorio, siendo los incontables memes dedicados a los que están en la vereda contraria, vía de expresión favorita del hincha en esta época.
Hay un momento en el cual estos deseos se enfrentan y necesariamente se excluyen entre ellos; el hincha está obligado a tomar la difícil decisión de elegir uno sobre otro: cuando la derrota de su propio equipo perjudique al clásico rival. En estas situaciones es donde uno puede vislumbrar el verdadero sentimiento del hincha, si le importa más el amor a su camiseta o el odio a la camiseta contraria. Hace 4 años fue este último sentimiento el que triunfó en la Olla Azulgrana, el día que los hinchas de Cerro Porteño festejaron el triunfo del equipo rival.
La definición entre el Albo y el Decano
El 2011 parecía ser finalmente el año en el cual Olimpia rompería su década sin ganar títulos en el ámbito local. Con la aparición de Marcelo Recanate como presidente, el Decano se fijó como meta lograr el campeonato que no obtenían desde el año 2000, invirtiendo millones de dólares en fichajes para armar un equipo imbatible.
En las primeras fechas el equipo liderado por Nery Pumpido (quien obtuvo la Libertadores 2002) parecía que llegaría al título sin siquiera despeinarse, ganando sus 7 primeros partidos y pasando por encima a los rivales. Aquí empezaron a aparecer las rajaduras en la estructura franjeada, debido a internas entre jugadores y la dirigencia, lo que tiene mucho sentido si tenemos en cuenta el estilo de confrontación utilizado por estos últimos.
Al mismo tiempo que Olimpia se desmoronaba empezó a surgir la Academia de Barrio Obrero. Nacional empezó a remontar los puntos perdidos y aprovechó el colapso decano para llegar a la punta, derrotando a Olimpia en la 12va fecha y llegando así a la punta. Desde esta fecha en adelante la lucha por el primer puesto entre Tricos y Decanos fue constante, sin que ninguno ceda un solo centímetro en la cruenta pelea por el campeonato.
Así llegaban a la última fecha, cabeza a cabeza:
- Nacional: 44 puntos
- Olimpia: 42 puntos
Esto significaba que Olimpia estaba obligado a ganar su partido y que Nacional no gane para asegurar o un partido desempate (si empataban) o el campeonato en sí (si perdían). ¿A que equipo debía enfrentar Nacional en ese último partido el 5 de junio? Al eterno rival del Decano y vecino de Nacional, Cerro Porteño.
La tensión en la previa
Los azulgranas llegaban al partido de capa caída. 5 días antes sus hinchas sufrieron un nuevo derrumbe de sus esperanzas de obtener su primera Copa Libertadores ante el Santos de Neymar. La tan ansiada final se les escurrió entre las manos de Diego Barreto y su recordado “Barreting“, entonces ahora solo les quedaba completar el campeonato que ya estaba perdido. Desde la fecha 16 el equipo azulgrana había puesto un equipo de juveniles en cada partido, reservando a sus estrellas para los partidos de la Libertadores.
Antes de comenzar el crucial partido la situación ya estaba volcada a favor del “Trico”, Cerro pondría el plantel de juveniles que venía jugando los últimos partidos del torneo, con la excusa que los titulares “merecían un descanso” y que los juveniles iban a seguir sumando valiosos minutos en Primera. A esta situación se le sumaba el morbo existente sobre que iba a hacer Cerro en aquel partido.
El técnico de Nacional, Juan Manuel Battaglia, quien fue ídolo del Ciclón, tiró gasolina a las llamas de la suposicón al decir que “un triunfo de Cerro sobre Nacional, no será nunca perdonado por los seguidores cerristas”. En cambio Recanate al principio era optimista, diciendo que esperaba un empate, pero antes de comenzar el partido atacó a Cerro diciendo que poner un equipo de juveniles era un “atentado al fútbol”
Olimpia debía enfrentar a 3 de Febrero en Ciudad del Este, y ambos partidos se jugarían el 5 de junio a las 3 de la tarde.
La tragedia del “Gato”
Al comenzar el partido en la Olla, a solo metros de la sede de Nacional, se notaba que los Tricos salieron a ganar. En menos de 20 minutos el arquero Pablo Gavilán ya quitó 3 pelotas de gol y se convertía en figura. Los juveniles de Cerro aguantaban como podían, encerrándose atrás y buscando golpear de contragolpe.
El jugador más llamativo por su talento y creatividad entre los juveniles de Cerro era Francisco García. El “Gato” mostraba destellos de calidad en todo momento, pero justo eligió el partido equivocado para inspirarse. Cada lujo que hacía, cada desborde o enganche no era recibido con aplausos, sino con silbidos y aun peor, el silencio.
Todo estos sentimientos se vinieron encima a los 54 minutos, cuando García convirtió su primer gol en Primera, un golazo de más de 30 metros que merecía ser festejado con alma y vida. En lugar de eso lo único que recibió fueron puteadas. En lugar de salir corriendo reventando sus pulmones con el grito de gol, García se dio vuelta, callado, sin que ninguno de sus compañeros vaya a festejar con él.
“Algunos me apoyaban y otros me retaban, me recriminaban y me tiraban insultos. No festejé, porque nadie quiso festejar ese gol” dijo García el día después del partido. Nadie se acercó a él para festejar, no hubo avalancha en Gradería Norte, solo silencio, los hinchas quietos como si fueran estatuas.
A partir del gol Nacional se despertó y buscó el gol con desesperación. Obtuvo su recompensa solo 4 minutos después, con un gol de Victor Aquino. Al golpear la pelota contra el fondo de la red todo el estadio estalló de júbilo, no solo los nacionalófilos en Gradería sur, sino todos los hinchas de Cerro en el estadio. Lo más inaudito fue que la propia hinchada de Cerro desplegó su bandera y festejó como si hubiera convertido el equipo azulgrana.
Con este empate Nacional todavía no se aseguraba el campeonato, por lo que empezaron a presionar al Ciclón en su propia área. La pelota parecía estar atraída a los guantes de Gavilán, quien seguía atajando toda la artillería que descargaban los Tricos. Finalmente a los 77 minutos fue Silvio Torales quien pudo romper esta resistencia, poniendo el 2-1. Nuevamente se repitió la historia en las gradas, festejo desde los 4 sectores, bajada de bandera y cánticos contra la “O”. Así finalizó el partido, asegurando el segundo título de Nacional en 2 años.
¿Que pasó en Ciudad del Este?
Mientras los hinchas de Nacional y Cerro festejaban juntos en su barrio, los hinchas decanos sufrían una tremenda decepción en Ciudad del Este. Lo que debía haber sido una fiesta terminó siendo una pesadilla, ya que el 3 de Febrero los venció por 3 a 2. En el momento que entró el gol de García en la Olla, el partido de Olimpia ya estaba empatado. El verdugo del Decano fue un ex-jugador de la institución, César Cáceres Cañete, quien convirtió 2 goles.
En ningún momento de la fecha Olimpia fue campeón. Con el gol de Juan Carlos Ferreyra en el primer tiempo quedaban empatados en la punta con Nacional, pero a los 7 minutos del segundo tiempo empató el equipo rojo del Este. Después de este gol Olimpia ya no ganó más, por lo que Nacional se consagraba campeón, sin importar que pierda.
La repercusión
Todos esperaban ver la reacción del Olimpia tras esta situación. Recanate prometió que al día siguiente iba a presentar una denuncia ante el Tribunal de Ética contra Cerro Porteño, por haber puesto a los juveniles a jugar en el partido. Finalmente la denuncia no se concretó y todo siguió su curso normal. Los dirigentes, jugadores y técnicos de Cerro negaron que hayan “ido a menos” en el partido y se enfocaron más en hablar sobre los planes para el Clausura.
La derrota de Olimpia sirvió para que los cerristas busquen justificar su derrota, diciendo que al final no importó que se hayan festejado los goles rivales, ya que Olimpia no hubiera salido campeón de cualquier forma. En el caso de los hinchas franjeados fue al revés, ellos podían haber perdido, pero fueron los hinchas de Cerro los que desplegaron su bandera en el gol de Nacional y no en el gol de su propio jugador.
Este hecho insólito fue noticia en todo el mundo, apareciendo en portales internacionales, programas de televisión, diarios, entre otros medios.
A pesar de este hecho, el campeonato de Nacional fue más que merecido. Fue el equipo más constante, que supo aprovechar el momento y no se derrumbo cuando la situación se puso difícil. Este partido no manchó su consagración.
El 5 de junio siempre será una fecha infame para el hincha azulgrana, una mancha que nunca se podrá borrar. Aquel día día el odio pudo vencer a la pasión.