Sin lugar a dudas el partido más importante del mundo en el fútbol es la final del Mundial cada 4 años. Miles de millones de personas están pendientes a esos 90 minutos en el cual se determina qué selección es la mejor del planeta. Pero, hasta este partido puede ser opacado por cuestiones que ocurren fuera de la cancha, antes o después del partido, como lo que ocurría con el fascismo de Mussolini en 1934 y 1938, el régimen dictatorial argentino en 1978 y el odio visceral de los italianos hacia Diego Maradona y la selección argentina en 1990.
Hasta hoy en día uno de los grandes misterios de las finales de Copa del Mundo ocurrió en 1998, cuando el mejor jugador del mundo, Ronaldo Nazario de Lima, fue excluido de la final por motivos desconocidos, y faltando media hora para comenzar el partido fue reinsertado en el equipo titular. Esta es la historia de lo que pasó aquel 12 de Julio de 1998 en París.
La previa
A las 2 de la tarde el plantel de Brasil había terminado de almorzar y los jugadores fueron a sus piezas para descansar antes del partido. Ronaldo compartía habitación con Roberto Carlos y se acostó para dormir la siesta. Mientras todos intentaban relajarse antes del partido más importante de sus vidas, Roberto Carlos empieza a gritar desesperadamente pidiendo ayuda. Algunos jugadores, como Junior Baiano, pensaban que eran hinchas de Francia festejando antes del partido.
En realidad el grito era pidiendo ayuda para Ronaldo, quien se encontraba en el piso, convulsionando sin parar. Edmundo corrió a golpear todas las puertas del hotel buscando despertar al médico y a sus compañeros, mientras que César Sampaio trataba de administrar primeros auxilios. Después de un minuto paró la convulsión, Ronaldo continuó durmiendo y todo el equipo quedó en estado de shock tras haber visto lo que pasó con su compañero.
Al despertarse los doctores llevaron a Ronaldo, quien no recordaba haber convulsionado, a una clínica parisina para que se hagan los estudios correspondientes. Mientras el “Fenómeno” iba a la clínica, el resto del equipo fue al Stade de France. A la hora de dar la alineación para la prensa es cuando explota la bomba para todos los medios del mundo: Ronaldo no estaba incluído siquiera en el banco de suplentes. Como no va a estar el mejor jugador del mundo? La razón dada por los médicos y Zagalo era que Ronaldo había sufrido una lesión en el tobillo de la cual no se pudo recuperar. Zagalo en la charla técnica habló sobre como Brasil había ganado el Mundial de 1962 sin Pelé, ya asumiendo que iban a estar sin su máxima figura.
Solo media hora después se envió una nueva alineación a la prensa, en la que Ronaldo si estaba incluido entre los titulares. Se lo incluyó tras hacerse los examenes y no haber detectado nada. Cuando llegó al estadio dijo que podía y quería jugar, entonces lo incluyeron de vuelta.
El partido
Como era de esperarse tras todo lo que ocurrió antes del partido, las cámaras se enfocaban solo en el 9 de Brasil, en parte porque era el mejor jugador del mundo y también por el misterio de lo que había ocurrido unas horas antes. Al ingresar al campo de juego no parecía estar en mal estado, pero esta percepción cambió desde el minuto que se inició el partido. Todo el equipo brasileño parecía distraído, con la cabeza en otro lado en lugar de estar enfocados en lo que tenían que hacer para contrarrestar el embate francés. El “Fenómeno” estaba totalmente fuera del ritmo del cotejo, sin participar, deambulando por el frente de ataque como un paciente dopado con altas dosis de morfina y tranquilizantes.
“Les Bleus”, aquella selección que hizo llorar a todo el Paraguay en Octavos de Final, aprovecharon esta falta de concentración y atacaron sin piedad a la “verdeamarela”, apoyados por los más de 100 mil hinchas que impulsaban al equipo con sus cánticos y banderas. Fallaron varias situaciones en los primeros minutos, debido a que su punta de lanza era uno de los peores delanteros que haya disputado una final de Mundial: Stephane Guivarc’h.
La magia del 10
Al tener a un incompetente como definidor, la esperanza de Francia era que aparezca la magia de Zinedine Zidane, figura máxima del equipo, quien había caído en desgracia al hacerse expulsar por un pisotón a un rival en el partido contra Arabia Saudita y buscaba redimirse por completo obteniendo el preciado trofeo dorado que tanto anhelaban todos en el país. Zizou apareció cuando más lo necesitaban, pero a través de un recurso que pocos hubieran esperado: el cabezazo. A los 27 minutos se anticipó a todos los brasileños en el área tras un corner y pudo conectar de cabeza para abrir el marcador. Como contraste en la misma jugada estaba Ronaldo, atornillado en el punto del penal, dejándose anticipar por Zidane, sin siquiera amagar que iba a marcar o ir hacia la pelota.
Ya con la ventaja en el marcador los franceses buscaron dar el golpe de gracia, y lo lograron en el último minuto del primer tiempo repitiendo la fórmula del primer gol: córner y cabezazo de Zidane al fondo de la red. A diferencia del primero, este también incluyó un empujón bastante alevoso sobre Dunga que nunca fue cobrado.
El segundo tiempo ya simplemente se cumplió por trámite. Brasil no hizo mucho para dar vuelta el marcador, su espíritu de lucha tendido en aquella habitación donde Ronaldo había convulsionado. Ni siquiera la expulsión del intimidante Marcel Desailly envalentonó a los brasileños, quienes parecían más preparados para abordar el avión de vuelta a su país que empezar a remontar el partido. El melenudo Emmanuel Petit puso el punto final al partido con un gol a los 93 minutos y dio rienda suelta a la alegría de todo un pueblo, unido detrás de un equipo que había obtenido la primera Copa de Mundo para el país galo.
La repercusión
En toda Francia se llevaron a cabo festejos en las plazas, calles, balcones o cualquier lugar donde la población podía honrar a su bandera y los héroes que habían conseguido la hazaña más grande del fútbol de su país. El equipo fue conocido como el “Black-Blanc-Beur”, que siginificaba “negro, blanco y árabe”, y se convirtió en un símbolo de los logros que podía obtener Francia con la integración de personas provenientes de sus antiguas colonias o de otros países. Jugadores con ascendencias tan variadas como Argelia (Zidane), Guadalupe (Liliam Thuram), Ghana (Desailly), Armenia (Alain Boghossian) y hasta argentinos (David Trezeguet) componían el plantel. Lamentablemente aquello de la integración sería solo un espejismo, ya que a medida que pasaron los años la discriminación y la desunión volvieron a ser la regla en lugar de la excepción dentro de su territorio.
Mientras el júbilo de los franceses no parecía tener fin, en Brasil se vivía la derrota casi como una tragedia nacional, porque en Brasil el terminar segundos da más para hablar que ganar el torneo. En Río un abogado denunció a los médicos de la selección y a Zagalo por negligencia médica al dejar jugar a Ronaldo, jucio del cual los doctores salieron sobreseídos.
Una de las conspiraciones que salió a la luz tras la derrota fue que Ronaldo fue obligado a jugar por Nike, quien era sponsor suyo y de la selección. Esto llevó a Aldo Rebelo, un diputado comunista, a abrir una investigación parlamentaria sobre lo que ocurrió aquel día e indagar sobre el contrato de Nike con la selección. En lugar de debatir sobre problemas de salud, educación o infraestructura, el Congreso brasileño pasó varios días escuchando declaraciones de los protagonistas sobre los hechos ocurridos en Paris.
Hasta ahora no se sabe con certeza que ocurrió con Ronaldo aquella tarde. La teoría más creíble fue que lo inyectaron con xilocaína, un anti inflamatorio, y que sin querer entró en una vena, causando una reacción alérgica. Los doctores se excusaron de haberle permitido jugar con la excusa que si no lo hacían la población los hubiera exiliado al Polo Norte. Zagalo usó la misma excusa, diciendo que lo iban a criticar más si le quitaba del equipo a que si estaba como titular, obviando los posibles riesgos a su salud. Finalmente no se encontró ninguna prueba que Nike obligó a Ronaldo a jugar. Toda esta investigación, incluyendo otra realizada sobre la corrupción en el fútbol brasileño, quedó en la nada tras el triunfo de Brasil en Japon/Korea 2002.
Mientras pasa el tiempo este partido sigue en el subconsciente del fútbol brasileño. No se han disipado las dudas sobre lo que ocurrió, pero lo único seguro es que nunca se sabrá exactamente que pasó aquella tarde del 12 de julio, la tarde que la ilusión brasileña fue destrozada antes de pisar el campo de juego.
Fuentes: “The mystery of Paris that refuses to go away” – Alex Bellos, “Ronaldo falters as France win” – Jacob Steinberg