El presidente de Olimpia, Marco Trovato, encendió la polémica en estos días pidiendo que se haga controles antidoping a cinco jugadores por equipo en el clásico contra Cerro Porteño a jugarse mañana en Ciudad del Este. Desde Barrio Obrero respondieron que no solo quieren cinco, sino que estudian la posibilidad de pedir que TODOS los jugadores sean sometidos a la prueba. Por el momento, la APF aprobó en principio el pedido del equipo franjeado y por ahora se someterán a cinco jugadores por equipo al control.
Este pedido de Trovato nos dió pie a rememorar los casos de doping en el fútbol paraguayo, que va resumido de la siguiente manera:
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Benítez, el pionero (?)
El primer caso de dopaje que registra el fútbol paraguayo se dio en 1999 e involucró a Elvio Benítez, jugador de Resistencia, de la Chacarita, equipo que en dicho año llegó a disputar el campeonato de Primera División de la entonces Liga Paraguaya de Fútbol. En aquella ocasión, Benítez fue suspendido por seis meses por el Tribunal de Justicia deportiva, atendiendo que se comprobó que el jugador se automedicó porque estaba con una afección gripal e ingirió una sustancia prohibida. A Benítez no le avisaron que ciertos medicamentos estaban prohibidos, teniendo en cuenta que Resistencia, en ese entonces, no tenía un médico especializado en el tema.
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Los rulos de Kevin
Imposible olvidarnos de su melena al viento que iba acompañado de gambeta, gol y fútbol. El segundo caso de doping confirmado en el fútbol paraguayo fue el de Kevin Díaz, entonces jugador de Cerro Corá. El expediente Kevin (?) tiene una cuestión más engorrosa, ya que desde un primer momento, el jugador negó haber consumido algo anormal y siempre se declaró inocente, en todas las oportunidades que tuvo de declarar ante la prensa. El caso es que en los resultados laboratoriales, los estudios a la orina de Díaz dio positivo a la anfetamina, una de las sustancias esctrictamente prohibidas.
Kevin se vio solo en medio de aquella tormenta, ya que el Tribunal Disciplinario de la ya entonces APF, sancionó solo al jugador, mientras que el cuerpo médico y el club Cerro Corá quedaron libre de culpa y pena. “Acá hay una mano negra detrás de esto” declaró entonces Kevin al diario Abc Color. El jugador quedó suspendido un año entero sin jugar, y apenas tenía 21 años en aquella temporada del 2000, cuando se registró el incidente. Tiempo después, el melenudo volante ofensivo volvió a las canchas, para darle su fútbol al público.
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Floro Marino y su absolución
Ya sin tener un orden cronológico de los casos, vamos con la historia del extrovertido arquero Floro Marino Duré, que atajó en varios equipos en nuestro fútbol y también afuera. En el 2001, Floro Marino estaba defendiendo los colores del Sportivo Luqueño, cuando le cayó el ocho (?). En uno de los partidos fue sorteado para que su orina fuera analizada. Tras los análisis de rigor, la primera prueba dio positivo al dopaje.
Marino nadó en contra de la corriente y salió ante el mundo deportivo a decir que no era culpable. En los análisis le encontraron restos de Femetracina, una sustancia que no se encontraba entonces en ningún medicamento habilitado para el consumo en Paraguay. El caso abría una incógnita porque en su declaración, el arquero comentó que un día antes del partido y ante lo que parecía una gripe, consultó al médico del club, José Salinas, qué podía tomar y éste le recetó una pastilla de nombre “Gripsyl”, que según los análisis, no contiene sustancias prohibidas para el deporte. En el informe de los análisis salió que, efectivamente, había rastros de que el jugador haya consumido dicho medicamento, pero también salió la femetracina, que no está incluido entre los componentes del citado medicamento. El médico del club también fue citado y confesó ante el Tribunal que le asistió al jugador.
En la resolución, el tribunal de la APF resolvió, ante la declaración de las partes involucradas, sobreseer del caso al jugador y suspender al entonces médico del Sportivo Luqueño por seis meses para ejercer la profesión en algún club deportivo habilitado de la APF. Floro Marino volvió a jugar, sin nada que esconder ni ocultar.
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El primer porreo detectado
Saltamos el tiempo para llegar a 2008, año en que se recuerda el natalicio (?) del caso de dóping por porro en el Paraguay. Con “No Woman no cry”, de fondo, del gran Bob, tenemos que hablar ahora de la situación que involucró a Víctor Villalba, mediocampista del Deportivo Capiatá, cuyo resultado antidoping dio positivo con más de 15 miligramos de metabolitos de marihuana, muy superior a lo que establece la APF. Evidente que Villalba se pasó de la raya (?).
El control se realizó tras un partido entre el Super Depor y Fernando de la Mora por la Promoción de la categoría Intermedia del 2008. En la nota de ABC Color referente a este tema, el doctor Osvaldo Pangrazio, entonces médico de la APF, explicaba qué efectos tiene la marihuana: “La marihuana no es un estimulante neto y que lo grave de esa droga es que precede al consumo de cocaína, pero produce ciertos efectos que podrían influir en el rendimiento deportivo. Aumenta el ritmo cardiáco y produce vasodilatación” señaló Pangrazio a dicho medio.
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Los casos Inca y Silva
Viniendo mucho más para estos tiempos, en enero de 2010, los casos de doping involucraron al recordado mediocampista Inca y al arquero Antony Silva. De acuerdo con las crónicas periodísticas que hablan sobre el caso, el Tribunal disciplinario de la APF resolvió suspender a los futbolistas Silva por dos meses y Glacinei Martins (Inca) por un mes, por haberse encontrado responsable a ambos del consumo de sustancias prohibidas para el deporte.
En ese entonces, Silva estaba en el arco de Rubio Ñu mientras que el volante brasileño defendía los colores del Sol de América. Según los datos periodísticos, ambos fueron castigados por consumo de dexametasona, una droga analgésica que se usa generalmente para calmar molestias musculares y articulares. Según el Tribunal, Inca fue medicado cuando jugaba para Nacional, en la semana previa de la última fecha del Clausura 2009, ante Olimpia. En ese entonces, El Dr. Cristian Alegre, entonces médico nacionalófilo, no informó del uso de dicho medicamento a la APF, por lo cual también fue sancionado, por cuatro meses.
En cuanto a la situación de Silva, el arquero negó siempre haber tomado cualquier medicamento prohibido y hasta habló en su momento de demandar a la APF.
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Irala y Bartomeus
Lo más cercano que tenemos es lo que sucedió en setiembre de 2015, cuando las autoridades de la APF confirmaban dos casos de doping deportivo en nuestro fútbol. El primero en darse a conocer fue el caso que involucró a Tomás Bartomeus, entonces lateral/volante de Guaraní, quien dio positivo a uno de los controles. De acuerdo con los datos periodísticos, en el caso de “Barto”, se confirmó el consumo de un diurético que si bien no influye en el rendimiento del atleta, está estrictamente prohibido consumirlo antes de una práctica deportiva.
Lo peligroso con esta sustancia, según aseguró en ese entonces el propio doctor Carlos Frutos Porro -sí, doctor Porro, actual encargado del departamento de Dopaje de la APF- es que la misma puede ser (o generalmente es) utilizada para eliminar los rastros de otras drogas, por lo que está totalmente prohibida. Sin embargo, los informes médicos finalmente confirmaron que Bartomeus no utilizó dicha sustancia para ocultar algo, por lo que finalmente la AFP decidió suspender al futbolista por un mes fuera de las canchas.
La situación de Irala fue más rápida. En sus estudios se encontraron restos de clembuterol, un tipo de anabólico cuyo consumo está expresamente prohibido en el campo deportivo. En ese tiempo, Irala defendía los colores del Sportivo San Lorenzo, que todavía estaba en Primera División. El futbolista finalmente fue suspendido por seis meses por la APF. Hoy es uno de los mejores jugadores que tiene el Super Depor, de Capiatá.
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El extraño caso Julio Cáceres
La bomba cayó esta mañana del 8 de marzo de 2017. Julio César Cáceres fue suspendido por la Organización Nacional Antidopaje por cuatro años tras ser sentenciado culpable en el caso de doping positivo. Cerca del mediodía de hoy, el doctor Agustín Casaccia leyó la sentencia impuesta al futbolista y confirmó, por ejemplo, que Cáceres se negó a un control en primera instancia, por lo que se considera un caso positivo.
El pasado 5 de agosto de 2016, Sol de América goleó a Guaraní por 3-0 y Cáceres, capitán aurinegro, salió sorteado para el control antidoping. Tras los primeros análisis correspondientes y ante la sospecha de un caso positivo, el 20 de diciembre, llegó la contraprueba desde un laboratorio colombiano -que está autorizado por FIFA y Conmebol- en donde se confirmaba un caso positivo.
Según el informe médico, el futbolista consumió una sustancia conocida como octopamina (que sirve más que nada para quemar grasas). En su momento, Julio Cáceres había confirmado a varios medios que el día del partido él había ingerido tereré con varios remedios yuyos, lo que se sospecha podría haber dado el positivo en sus estudios, como adulterando lo que se encontró en los restos de orina.
Cáceres actualmente tiene 38 años y es considerado uno de los mejores defensores centrales que dio el fútbol paraguayo en los últimos años. Hasta el momento, no dio a conocer ningún comunicado o habló con la prensa para expresar su postura sobre esta situación.
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¿Qué es, en definitiva, el doping?
De acuerdo con lo que establece el Comité Olímpico Internacional (COI), doping es la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su performance en la competición. Para evitar justamente esta situación que pueda generar algún tipo de rendimiento superior en un atleta, el COI ha publicado una lista de sustancias prohibidas y ha desarrollado un programa de detección de drogas en las Olimpíadas y competencias relacionadas para detener el uso de estas sustancias, lanzó una serie de listas de sustancias utilizadas en medicamentos que están prohibidas para utilizarlas por atletas durante las competencias.
En cuanto al fútbol, para la FIFA la definición es casi igual. En la web de la Federación se lee: “Dopaje es todo intento por parte del jugador, o por instigación de un tercero como el representante, entrenador, médico, fisioterapeuta o masajista, de mejorar su rendimiento mental y físico de manera no fisiológica o de tratar enfermedades o lesiones cuando no existe justificativo médico, con el único propósito de participar en una competencia”. Habla igualmente de cómo son los procesos de control que se realiza en todo el mundo y termina con esta frase: “El dopaje viola la ética del deporte, constituye un peligro agudo o crónico para la salud de los jugadores y puede tener consecuencias fatales”
Fotos: ABC Color, Goal y D10.