A la selección nacional se le escapó nuevamente la victoria en el tiempo añadido. Un empate con sabor a derrota, ya que la albirroja controló gran parte del encuentro. El rival creó pocas situaciones y rescató un punto que no mereció. La ausencia de Neymar se notó, siendo Willian el único delantero que generó peligro. La igualdad se resume en estos tres puntos:
1. Los cambios
Ramón Díaz realizó dos cambios obligados. Es cierto que los sustitutos entraron bien —excepto Juan Manuel Iturbe—. Roque Santa Cruz le dio jerarquía al ataque y Jonathan Santana cumplió en la marca. Sin embargo, estos cambios impidieron que jugadores como Óscar Romero o Antonio Sanabria pudieran ingresar. Después del gol de “Pájaro”, el equipo necesitaba de alguien que manejara la pelota arriba y, los mencionados anteriormente, parecían ser los indicados.
2. La lesión de Richard Ortíz
Fue la principal figura de contención en el mediocampo. Con su salida, el conjunto brasileño pasaba rápidamente de la defensa al ataque. Si bien Santana es un jugador de marca, no tiene la misma intensidad que Richard. Su lesión afectó al grupo, que no supo cómo pararse después de su salida. En ese momento de incertidumbre, Brasil se acrecentó y fue al ataque.
3. La fatiga acumulada
Sorprendió que haya arrancado casi el mismo once que jugó ante Ecuador, excepto por la aparición de Gustavo Gómez y el desempeño de Paulo Da Silva como lateral. En la semana se manejaron nombres como el de Óscar Romero, Juan Iturbe o Roque Santa Cruz. El equipo se fue quedando, y es comprensible por el desgaste del primer tiempo. Tal vez hubiese sido distinto si se aplicaba la alternancia. Paraguay se cansó y dejó de presionar. Se resguardó en campo propio y no pudo aguantar el resultado.
Dos puntos de seis parece poco. De igual manera, el panorama no es tan desalentador, pues el equipo ha demostrado un fútbol agresivo y solo le falta cerrar los partidos. Queda toda una rueda por delante y la selección tiene el respaldo total del pueblo.
