El club Tacuary atraviesa horas muy difíciles de cara a lo que será su participación en la Intermedia este año. Con un presupuesto casi inexistente, pocos jugadores, casi nada de socios, una cancha en malas condiciones y un estadio que necesita urgente refacciones, la realidad actual golpea muy fuerte a una institución que apenas unos años atrás peleaba campeonatos en Primera División. A pesar de este momento casi de terror, la dirigencia tacuaryense se muestra fuerte y da un mensaje de esperanza; “Vamos a volver a nacer”.
Es sábado por la mañana y en el club hay práctica. Afuera, unos trabajadores municipales cortan un árbol que obstaculiza la entrada a la institución. El ruido de las motocierras chocan con los pelotazos y el grito de algunos jugadores.
En las gradas, se sienta un reducido grupo de dirigentes. Ahí están los pocos que quedan y se atreven a enfrentar este momento. Toman tereré. Hablan en voz baja. Otro grupo de padres conversa con el actual presidente de Tacuary, Pablo Gómez, un dirigente de barrio, humilde, pero que no tiene miedo al desafío y encara: “Tacuary va a renacer de sus cenizas”.
Tacuary es hoy un club que acaricia el desamparo. Su dirigencia se sienta sola, sin muchas armas para enfrentar una guerra que se avecina muy difícil.
La salida de Francisco Ocampo -histórico dirigente cuasi dueño del club- un estadio casi en ruinas, la situación de una cancha que no tiene las mejores condiciones, la falta de jugadores y la nula captación de socios, parece apuntar hacia un camino demasiado difícil para los dirigentes que desean mantener viva a la institución.
Un club que hoy enfrenta el objetivo más importante de su historia: Volver a nacer.
Tradicional de barrio
Tacuary es un tradicional club de Asunción. Fundado el 10 de diciembre de 1923 -con el nombre de 9 de junio F.BC- en el corazón de barrio Jara, esta institución se ganó el cariño de los vecinos rápidamente.
Con la camiseta blanca y vivos negro, el “Tacua” limitó en categorías menores de nuestro fútbol siendo un gran animador de los torneos de Segunda de Ascenso y también en la Primera B.
El estadio de Barrio Jara lleva el nombre de Toribio Vargas, un empresario que en los años 40 donó el predio en donde se instaló el club y el lugar que desde este año de nuevo cobijará a Tacuary en la división intermedia.
Hasta 1994, Tacuary era modesto y barrial. Con una masa societaria que no superaba los 500 socios, la institución se manejaba en forma humilde pero ordenada. Pero ese año fue el de gran cambio para Tacuary, ya que llegó al club el empresario Francisco Ocampo, quien empezó a moldear un nuevo estilo en el manejo administrativo de la institución.
En 1999, Tacuary ganó el campeonato de la Primera B y ascendió a la División Intermedia. Cuatro temporadas se mantuvo en dicha categoría hasta lograr el objetivo principal y la hazaña: Tacuary se volvió un club de Primera en el Fútbol paraguayo.
El Béttega
Desde 2002, la historia de Tacuary conoció de caminos insospechados para sus dirigentes e hinchas. La apuesta de Ocampo, ya en ese entonces principal dirigente del club, fue sacar a Tacuary de su barrio y llevarlo a Zeballos Cue, en donde utilizó el estadio “Roberto Béttega”, de su propiedad, para jugar de local.
Los hinchas y vecinos barriojarenses protestaron airadamente contra esta decisión, pero no fueron escuchados. Tacuary dejó Barrio Jara y se instaló en Zeballos, en una zona sumamente difícil de llegar y que no será olvidado fácilmente por el hincha común.
En el Béttega, Tacuary consiguió un estilo que puede gustar o no, pero era innegable. De hecho, podría decirse que el único equipo en el fútbol paraguayo que tenía una identidad futbolística en los últimos 20 años fue Tacuary.
El juego brusco, extremadamente ofensivo que supo insertar Ocampo -con Oscar Paulín como DT y principal intérprete- casi como maléfico chip en sus jugadores para jugar a la defensiva, fue un modelo que le dio al club varias satisfacciones a lo largo de 10 años en Primera División.
Fue tal el estilo impregnado en su juego, que se ganó el mote de “Tacuarización” a cualquier intento defensivo que hacía otro equipo.
El “Tacua” llegó a disputar dos ediciones de la Copa Libertadores, en 2005 y 2007, así como también misma cantidad de participación en la Copa Sudamericana (2007 y 2012). El Béttega tuvo el honor de recibir al multicampeón Palmeiras en 2005, en la fase previa de la Libertadores.
El camino hacia la nada
Desde 2011 la situación en el club empezó a ponerse fea. Los resultados fueron afectando el promedio del club y en 2012, la cuestión se puso insostenible. Aquel 5-1 ante Cerro Porteño, por la última fecha del Clausura 2012 y bajo la conducción técnica de Gonzalo Ocampo -hijo de Francisco- solo fue el entierro de un muerto anunciado. Tacuary dejaba la Primera tras diez grandes años.
En los dos últimos años, Ocampo siguió al frente del club pero la situación se venía complicando cada vez más, sobre todo, en la parte económica. Ya no alcanzaba el presupuesto para mantener a los jugadores ni el estadio de Zeballos Cue. Tampoco había dinero para tener en condiciones la cancha de Barrio Jara, en donde jugaban los chicos de las inferiores.
A todo esto, se sumó la salida de Ocampo. El polifacético empresario pidió permiso alegando enfermedad en abril de 2014. Pero antes, Ocampo vendió el predio en Zeballos Cue -donde ahora funciona un depósito de contenedores- y a varios jugadores.
El permiso de Ocampo lo aceptó una Asamblea con escasos socios. Finalmente, a principios de este año, el empresario anunció que dejaba la institución. Con eso, institucionalmente Tacuary quedó desnudo.
“No podemos negar lo que hizo Ocampo por el club. Nos puso en Primera, nos hizo jugar Copa, pero ahora, y como muchas veces pasa, lo malo que uno hace tapa lo bueno” dice hoy Pablo Gómez, actual presidente de Tacuary, pero como él mismo señala, fue “impuesto”, con un fino tono de resignación.
No obstante, Gómez se muestra optimista para lo que viene. Asegura, en ese sentido, que van a trabajar en todo lo posible para hacer de vuelta de Tacuary un club que pueda ser orgullo del barrio.
“No podemos negar lo que hizo Ocampo por el club. Pero ahora, y como muchas veces pasa, lo malo que uno hace tapa lo bueno” – Pablo Gómez
El ingeniero Nito Vera, uno de los históricos en la dirigencia del “Tacua”, se muesta más optimista. Vera dice que el objetivo, a mediano plazo es llegar de vuelta la Primera División.
“Vamos a recuperarnos y pelear por volver a la división profesional. Tenemos que ser conscientes de que hay limitaciones desde el punto de vista económico, pero estamos haciendo lo posible para jugar de vuelta en el barrio” asegura Vera.
El dirigente tira otro mensaje tranquilizador para el hincha tacuaryense: “Que no queden dudas, vamos a recuperarnos” dice Nito Vera.
El dirigente confirma también que Elvio “Palomo” Sandoval será el DT de esta temporada. El profe Sandoval trabajará con Diosnel Burgos -eterno capitán y mediocampista del club – como ayudante técnico. La pretemporada ya se inició esta semana, mientras que el torneo de la Intermedia se inicia en abril próximo.
Es sábado por la mañana y termina la práctica en el club, pero las pequeñas reuniones en las graderías continúan. Allí están algunos dirigentes, simpatizantes, padres de jugadores, amigos del club. La preocupación es el denominador común, y a pesar de que el ambiente no muestre un panorama alentador, hay sueños de esperanza. Tacuary no quiere morir.
El “Tacua” se resiste y quiere vencer en esta otra gran batalla.
Fotos de @mharcos, es lo que hay.