Creo que es oportuno hablar de un tema como éste, aun cuando ya terminó la Copa América 2015 y en escasos días, miles de católicos del Paraguay estarán ante un argentino. El destino de mis palabras es Lionel Andrés Messi Cuccittini.
La imagen de Messi quitándose la medalla de segundo lugar tras perder contra Chile, circuló como reguero de pólvora, y no precisamente para el agrado de la afición deportiva. No entiendo ni por asomo el porqué.
Desde chico crecí con el “hay que saber perder” y hasta ahora pienso que es un salame esa frase a la hora de expresar las emociones. Es verdad, parte de crecer es aceptar que si en una oportunidad no se pudo, hay que volver a intentar, pero me disgusta bastante que en ese momento de bajón te miren tratando de “tranquilizarte” con el gastado consuelo de tontos, siendo que estás furioso, frustrado, no alcanzaron tus esfuerzos, o algo parecido. No es lo mismo cuando te dan ánimos, me refiero clara y explícitamente al momento rompebolas en el que te meten como con un taladro la idea de ser un buen perdedor. ¡¡A MUCHOS NO LES GUSTA!! Saber perder y asimilar la derrota son cosas diferentes.
Lo llaman arrogante por sacarse la medalla de segundo puesto, así como en el Mundial. Pedante por no aceptar condecoraciones de “mejor jugador” del partido.
Él SE MUERE por darle algo a su selección, más que recibir reconocimientos vacíos a sus expectativas. Van dos finales en las que se va con la cabeza gacha, aun cuando sus compañeros se levantan para plantar cara a la afición que puede tanto abuchearlos como glorificarlos; sabemos lo ‘formidable y tenaz’ que es la hinchada argentina. Quizá no juegue al nivel que se espera junto a sus paisanos, pero, ¿acaso reculó a los llamados de Sabella y Martino para defender a la albiceleste aun cuando, debo decirlo, lo merezca por mucho más España?
Messi no es ciego, sabe que aquel primer partido del Grupo B acabó en un empate por remontada; subestimar a la albirroja fue un craso error y su aporte de gol fue de penal. “¡¿Para qué quiero esto?!” se habrá planteado, pues sabe que se pagó caro el hecho de no tomar en serio las indicaciones de alguien que conoce al dedillo a la selección paraguaya.
Messi es humano, sabe lo frustrante que es haber tenido una segunda final y no gritar campeón. No pudieron contra una selección chilena, que no precisamente obtuvo el pase a la final de la manera más justa. Leo sabe que en el fútbol, aquella frase de Laurence Fishburne en el filme “Biker Boyz” es cruda y cruelmente válida: “¡¡No es NADA sin la corona, bebé!!”
Y la siente como puntadas al corazón… batió un sinnúmero de records pateando para el Barcelona, ha llegado a la tan soñada final de la copa del mundo, asimismo al torneo continental que capta atenciones en poco tiempo y apenas se da un año tras la cita con los otros treinta y un privilegiados. Siente lo que cualquiera de nosotros cuando no logramos algo, sólo que él no se lo guarda ante las cámaras, y si lo hace, ni bien llega al vestuario explota por no cumplir ese anhelo mencionado párrafos arriba ¿Qué hay de ‘sobrador’ en mostrar la frustración? Nada, señores.
Messi es humano, sabe lo frustrante que es haber tenido una segunda final y no gritar campeón.
Entonces, ¡¿por qué les parece un pedante?! ¿No sienten lo mismo cuando les gusta una chica y ésta no les corresponde? Me pasó varias veces, la última caló hondo. Fue hace tres años, me bajoneó hasta el punto de querer llorar —no pasó— en brazos de mi hermana (en realidad una amiga muy cercana, soy hijo único) sentado en las escaleras de la universidad.
¿No les pasa —o pasaba— lo mismo en el partido so’o del barrio? Se olvida al rato, pero hablo de cuando se reparten puteadas incandescentes. Las comía como miel negra en época de colegio, pues hasta ahora soy malo con la pelota.
¿No les pasa lo mismo cuando buscan laburo y no sale porque ¡BUM! llamaron a otro? Lo peor es que ni se molestan en comunicarte que no quedaste.
¿No les pasa lo mismo cuando en un examen no alcanzan el puntaje deseado, ya sea por lograr el 100 o cuanto menos pasar? Si es lo último, te querés pegar un tiro, aplazarse en 3 materias de un semestre me mostró que no sirvo para la informática, sino para el periodismo.
Lo machacan porque es una figura pública que podría estar contando sus billetes. A medida que escribo estas líneas, él gana un sueldo mínimo, pero igual sale a la cancha por ese sueño de jugar al fútbol.
Te entiendo, pulga; todos pasamos lo mismo en nuestras vidas y somos ciegos ante algo tan humano como lo es sentirse mal tras la derrota.
Nota del editor: Posteo enviado por Luis Acosta. Agradecemos el aporte y te invitamos a que envíes el tuyo a hola@canchachica.com