La selección paraguaya de fútbol femenino sub 20 participa por primera vez en un Mundial de su categoría, que se desarrolla actualmente en Canadá. Tras su debut con derrota frente a Nueva Zelanda, las “Leonas Guaraníes” lograron una gran victoria contra Costa Rica en su segundo encuentro y esperan con optimismo el último partido frente a la poderosa Francia, en un encuentro a disputarse mañana (17.00 hora paraguaya) y que define a las selecciones clasificadas para el siguiente grupo. Una periodista paraguaya estuvo en el majestuoso Olympic Stadium, de Montreal, provincia de Quebec, presenció el triunfo paraguayo sobre Costa Rica y escribió una crónica exclusiva para Cancha Chica.
Por: Virginia Ferreira, periodista residente en Nueva York
Al igual que cualquier paraguaya que gusta del fútbol, siempre tuve el sueño de presenciar un partido de la albirroja en un Mundial. Luego de la decepción de quedarnos fuera de Brasil, surgió la inmejorable ocasión de otro Mundial, esta vez en Montreal, Canadá, con la Selección Femenina Sub 20 y allá fuimos desde Nueva York.
Con mi esposo, Patrick McDonnell, agendamos el segundo partido, sábado 9 de agosto a las 8 de la noche, ante Costa Rica. Los 535 kilómetros que separan Nueva York de Montreal decidimos hacerlos en autobús, es así que a la medianoche del jueves 7 partíamos más al norte de Norteamérica.
Confeccioné dos carteles y compramos una sonora corneta amarilla para alentar a las “leonas paraguayas”, que venían de perder el debut ante Nueva Zelanda. Estos accesorios más nuestras camisetas de la albirroja eran las piezas más preciadas de nuestro equipaje que consistía en dos mochilas.
El chofer era un africano poco amigable y de corta paciencia, cuyos anuncios y advertencias durante el viaje nunca alcancé a entender, a excepción del “Prohibido fumar en el baño”. Llegamos a la Terminal de Montreal a las 7:30 de la mañana del viernes. Un día radiante, con 20 grados de temperatura a esa hora de la mañana, nos acogió en esa hermosa ciudad.
Disfrutamos de la ciudad como dos turistas paseando por el Viejo Montreal donde hierven bares y restaurantes. Comimos el tradicional Poutine, un plato oriundo de Quebec, que no es otra cosa que unas patas fritas cubiertas de queso fresco fundido al calor y bañadas en una salsa de carne. Una deliciosa forma de ingerir calorías en la que el placer no deja que afloren los remordimientos. La ciudad bullía de la energía que su gente canaliza en las más variadas direcciones; hay expresiones artísticas en las calles y en casi cada espacio público, una playa artificial a orillas del río San Lorenzo, colmada de gente tomando sol; ferias, festivales y eventos de todo tipo.
El día del partido llegamos al Estadio Olímpico una hora antes. El control de rigor obligaba a abrir las carteras y quisieron decomisarme la corneta. Yo dije “¿¿Queeé??!!” y mi marido reaccionó con un “Como no van a permitir cornetas en una Copa del Mundo?!!” “Tienen el estadio vacío, tendrían que agradecer a la gente que viene!!” En un rápido ademan se alejó, yo lo seguí y nadie dijo !nada!!. Al entrar al estadio vimos un pequeño grupo de paraguayos que nos llamaron. Nos sumamos a ellos y así poco a poco fuimos un centenar. Todos llegados desde distintos puntos de Quebec.
Vestir la albirroja nos convirtió en una gran familia en las graderías y fue muy grato conocer a Yenny Coronel, a ña Ñeca González, a Cynthia Meza, Lorena Alvarenga y su esposo Gerardo Cabrera; y otras tantas familias paraguayas residentes en Montreal y sus alrededores. También se sumó, como un hincha más, el embajador paraguayo en Canadá, Manuel Schaerer Kanonnikof, acompañado de su esposa, Lidia, quienes manejaron dos horas desde Otawa.
Estar con tu selección en tierras lejanas te hace entender porque hubo tanto sentimiento al cantar los himnos en el Mundial de Brasil, porque el himno no es una canción más que sabemos todos, sino es un símbolo de identidad colectiva que nos une. Es por eso que hubo tanto enojo cuando la estrofa del Himno Nacional Paraguayo se redujo a dos líneas y terminó cortada abruptamente. La rabia pasó a segundo plano cuando la pelota estuvo en movimiento y a solo 4 minutos de iniciado el partido Silvana Romero convirtió el primer gol de Paraguay. El grito de “¡¡Paraguay, Paraguay!!” invadió el Estadio.
Con la ventaja de la albirroja, la euforia se apoderó de la hinchada que pasaba a veces del guaraní al “¡¡Allez, allez, allez Paraguay!!”, provocando la risa general. Los costarricences, que eran más, tenían un tambor que no dejaba de sonar, más aun después del empate. Menos mal teníamos la estridente corneta para contrarrestar el dominio de la hinchada de los “Ticos”, más un eufórico alemán que se nos sumó y no paraba de saltar y agitar su bandera con cada ataque de las guaraníes.
Cuando ya todo hacía presumir que el empate sería el desenlace del partido, se produjo el penal. Jennifer Mora anotó desde los once metros el 2-1 definitivo y todo fue fiesta, todo fue alegría. !Gracias por esta Victoria Selección Femenina Sub 20! !Adelante, podemos ganar a Francia!