A orillas del río Paraguay, en el departamento de San Pedro se halla ubicado el distrito de Puerto Rosario; un lugar donde a simple vista faltan muchas cosas para sus 11.000 habitantes, más que todo falte, menos el fútbol.
Este es el sitio en donde nací y crecí, en donde heredé muchas costumbres de mi gente y en donde la observé pelear el día a día, por el pan y la familia, con tanta garra como en el fútbol de los domingos, cuando los cuadros locales se enfrentan cual colosos presionados por el grito de las multitudes. Hace un par de años que vine a la capital para poder estudiar las carreras que me apasionan. La convivencia en la ciudad me permitió apreciar aún más el esfuerzo que hacen las personas de pueblo para mantener viva la llama de una pasión, en este caso simbolizada por el fútbol.
Como de costumbre todos los fines de semana, específicamente, los domingos se disputan los encuentros entre los diferentes clubes en horas de la tarde. En Puerto Rosario está la Liga Rosarina de Deportes (LRD) que se encarga de organizar la competencia futbolística entre los diez clubes del distrito: Mariscal López, Rosario Central, Independiente, General Stroessner, 24 de Noviembre, Sol de Mayo, Cerro Cora, Sport Colombia, Sport Juventud y Defensores.
Los torneos se inician desde marzo con una duración de tres meses, con un sistema muy particular de eliminación en dos series. De ambos grupos, se clasifican tres equipos para una liguilla final, de una sola rueda, todos contra todos. El que acumula mayor puntos es el campeón.
Como en todas partes del mundo hay un clásico, y en Puerto Rosario, los corazones se dividen entre el Mariscal López y Rosario Central, las instituciones que tienen más convocatorias en esta parte del país. Al culminar este campeonato local, se conforma la selección rosarina, que compite en el Interligas contra los representantes de cada distrito de San Pedro.
¿Cómo se sustentan los clubes?
Todas las instituciones deportivas de Puerto Rosario se sostienen a sí mismas, dado que, no reciben ayuda alguna proveniente de organismos municipales ni gubernamentales.
Según el vicepresidente del Mariscal López, Miguel Campuzano, para solventar los múltiples gastos, ya sea indumentaria, balones, etc, o si es necesario a veces traer jugadores de otros lugares, se realiza cada viernes una feria de comidas, juego de bingo o pollada. Todo esto solo es posible gracias a la colaboración voluntaria de cada simpatizante o aficionado. El señor Miguel acompañado de otro dirigente visita casa por casa para solicitar la ayuda correspondiente, las familias aportan lo que pueden, hasta inclusive sus propias gallinas, de los cuales se elabora muchas veces el almuerzo de los jugadores los domingos horas antes del encuentro.
En estos casos, hacen un espeso caldo de gallina, en la creencia de que los futbolistas bien nutridos y alimentados tendrán más chances ante el arco rival. Por ejemplo, el presidente aporta para la feria unas veinte empanadas, en tanto que otra señora se ocupa de la fuente de sopa paraguaya y así poco a poco se completa la mesa de comidas que permitirá solventar al equipo.
”Para solventar los múltiples gastos, ya sea indumentaria, o si es necesario a veces traer jugadores de otros lugares, se realiza cada viernes una feria de comidas, juego de bingo o pollada”
Para tener las indumentarias de cada año, el aporte de las familias más pudientes de la zona es esencial. Muchas veces los clubes ponen el apellido de la familia en la camiseta, como agradecimiento por el gesto de donar la indumentaria para todo un año. El costo, generalmente para dotar de equipos para la categoría Primera, Juvenil y sub 13, ronda los G. 3.000.000, una suma que no parece demasiado, pero que en estas tierras ya representa un desembolso importante.
El premio para cada jugador del Mariscal, y el de la mayoría de los clubes de Puerto Rosario, es el pago de saldo para poder utilizar sus líneas telefónicas. “Minicarga” de G. 10.000 a G. 20.000 en medio de un tercer tiempo regado de cerveza, buena música y la alegría infinita de lograr una victoria más con la camiseta amada.
Otro punto importante es la transferencia de los atletas, ya sea distritalmente o más allá de las fronteras del distrito. Generalmente, transferir un jugador de un club a otro tiene un costo de Gs 200.000, que sirve para los gastos administrativos y un porcentaje se queda para la Liga. Traer un jugador transferido no es poca cosa, por lo que el esfuerzo dirigencial siempre está en poner del bolsillo para reforzar un plantel.
Desde Asunción a Puerto Rosario, cada fin semana
Damian Núñez, conocido como Chilito por los familiarias y amigos, es lateral izquierdo del Mariscal López y es puesto seguro en el equipo. Tiene 22 años y es de los laterales que llegan hasta el fondo y vuelven para marcar. Un ida y vuelta que es difícil encontrar en nuestras canchas. Pero Damian vive en Asunción, en donde estudia Marketing en la Universidad Autónoma. Como muchos jóvenes de Puerto Rosario, tuvo que migrar de su ciudad natal en busca de un mejor lugar para estudiar y tratar de llegar a ser un profesional. Pero la pasión por el fútbol y por el Mariscal hace que Damian viaje 225 kilómetros, desde Asunción a Puerto Rosario, cada fin de semana para estar presente, domingo tras domingo, para defender los colores de su querido Mariscal.
”Pero la pasión por el fútbol y por el Mariscal hace que Damian viaje 225 kilómetros, desde Asunción a Puerto Rosario, cada fin de semana para estar presente, domingo tras domingo, para defender los colores de su querido Mariscal”
Claro que la dirigencia del club también hace un esfuerzo económico importante para contar con una de sus principales figuras. La institución se hace cargo de su pasaje, que redondean en unos G. 100 mil, más le pagan un plus de G. 100 mil de viático. Un desembolso de G. 200 mil para contar con el mejor lateral izquierdo de la zona e hijo pródigo de la casa.
Hijo pródigo porque el papá de Damian es el “kinesiólogo” del club, don Martín Núñez, que trabaja hace décadas siendo el responsable de tratar, con agua fría, una venda y el famoso “ratisalir” (sic) caliente, los problemas musculares que tienen los jugadores del Mariscal cada domingo.
No obstante, la falta de un profesional se hace evidente en lesiones importantes, como es la historia de Francisco Ramírez (28) ex jugador del Mariscal López, que había sufrido una lesión en la rodilla cuando tenía 24 años y que por falta de un traumatólogo y también de recursos económicos tuvo que abandonar el fútbol.
En definitiva, el futbol en Puerto Rosario es el que genera mayor entretenimiento y diversión, en donde hay entrega y pasión por este deporte porque ningún joven recibe alguna gratificación económica fija por jugar, tal vez, premios pero solo de vez en cuando. En ocasiones, los equipos reciben el apoyo de la gobernación o de la municipalidad local pero depende muchas veces de la orientación política del gobernador o del intendente para recibir un aporte gubernamental.
A pesar de las limitaciones, de la falta de camino, en un departamento olvidado por el Estado, inmensamente rico en recursos naturales pero con una alta población sumida en la pobreza, el fútbol emerge como una fuente de esperanza para una región del país que necesita mantener la fe.. mientras tanto.. la pelota sigue girando.. a orillas del río Paraguay.
Texto y fotos: Cecilia Núñez – @cecinzc
Edición: Mónica Laneri – @monilaneri