Todo Paraguay explotó en un festejo eufórico al momento que el tiro de Lucas Barrios se encontró con el fondo del arco argentino. Este gol fue la culminación de una de las remontadas más inesperadas de la historia de la Albirroja. ¿Cómo pudieron empatar un partido que ya parecía liquidado ante la selección subcampeona del mundo? Estas son algunas de las claves:
1. La gran Tacuary
El primer tiempo fue un monólogo argentino de principio a fin. El esquema de Ramón Díaz fue uno de cerrar todos los espacios posibles a los talentosos delanteros argentinos y tratar de golpear en un contragolpe letal. El esquema defensivo buscaba hacer un embudo, que atraía a los argentinos hacia el centro del campo, donde eran sofocados por la cantidad de defensores que ponía Paraguay detrás de la pelota.
Esta ímagen es un fiel reflejo del estilo de marca de la selección. 9 de los 10 jugadores de campo estaban o dentro del área o en el borde mismo, buscando sobrellevar la diferencia en talento con ola tras ola de marcadores a quienes debían superar (disculpas por la pésima imagen, era lo que había).
Argentina estaba cada vez más cerca, pero cuando el equipo estaba encerrado atrás era poco lo que podían hacer. Finalmente cuando Paraguay tuvo un ataque, el esquema se vino abajo debido a un hombre.
2. Samudiástrofe
Hay partidos que quedan en la memoria por los horrores cometidos: el “Barreting” contra el Santos, el resbalón del “Tanque” Ferreyra, los 6 goles que recibió Joel Zayas contra México en el 2007, y a estos se ha sumado el que tuvo Miguel Samudio ayer. Siempre Samudio fue más conocido por su capacidad de desbordar que por su marca sofocante, pero esta vez la situación lo superó. Bajo la presión de Messi y con mucho espacio y tiempo para tomar una decisión, eligió la peor opción: dar un pase atrás al medio (violando decenas de reglas básicas de la escuela de fútbol), regalando la pelota al “Kun” Aguero, quien definió con facilidad al tener casi 30 metros de campo libre.
Como si este horror no haya sido suficiente, tuvo la mala fortuna de enfrentar mano a mano a Angel Di María en el área, y cometer una falta que terminó siendo penal. La falta genera muchas dudas, porque parece que Di María se tira contra Samudio, pero sin importar esto, la responsabilidad del segundo gol también fue del lateral izquierdo.
En el segundo tiempo estuvo a punto de completar la tripleta del infortunio, al pifiar un despeje y regalar la pelota a Javier Pastore, pero fue Antony Silva quien salvó la valla albirroja ante lo que iba a ser el gol que terminaba todo.
3. Animarse a más
En el segundo tiempo Ramón Díaz estuvo obligado a arriesgar para buscar un mejor resultado en lugar de evitar una mayor goleada. Con el cambio de Derlis González por Richard Ortiz la marca en el medio se centró en el “Topo” Cáceres y el ancho creador Ortigoza. Con este esquema Paraguay comenzó un poco flojo, sufriendo la presión argentina, pero rápidadmente se notaron las falencias del equipo del “Tata” Martino en la marca. Esto fue más notoro en el gol, con el fondo parado así cuando Ortigoza da el pase para Nelson Haedo:
Al recuperar una pelota en plena salida argentina, los atacantes quedaron 3 contra 3 ante la defensa. El “León Guaraní” Nelson Haedo aprovechó todo el espacio que le dieron para sorprender a todos y sacar un bombazo desde 30 metros para el descuento. Este cambio de mentalidad se nota con las estadísticas, porque Paraguay solo sumaba 1 tiro al arco en los primeros 60 minutos, mientras que en los últimos 30 sumó 9, 5 más que los realizados por Argentina en ese mismo periodo.
4. El derrumbe del “Tata”
Para Argentina el partido ya estaba liquidado y el segundo tiempo iba a ser un simple trámite que había que completar. Al verse avasallados por los pocos ataques albirrojos, el “Tata” decidió hacer cambios que poca persona con algún conocimiento haría, metiendo a dos delanteros como Higuaín y Tévez. Al ver que el problema era la marca atrás, poner más delanteros en lugar de un jugador que se plante entre líneas y apuntale el sistema defensivo era jugar con fuego, y terminaron hechos ceniza.
La línea defensiva demostró que siguen siendo el eslabón más débil del sistema argentino, aún más ahora que su técnico busca que los laterales suban más, dejando expuestos a los centrales. La dupla Mascherano-Banega sirvió para construir el juego propio pero no para destruir el del rival. Esta mezcla de espacios libres y marca poco efectiva fue una receta desastrosa para todo el equipo.
5. La suerte
El propio “Tata” lo dijo en el 2011 tras la victoria ante Brasil en Cuartos de Final, “Hoy tuvimos culo”, y la misma también se puede aplicar hoy. Sin dudas que varios momentos terminaron favoreciendo a Paraguay en el partido, ninguno tanto como la decisión de Wilmar Roldán de no expulsar a Derlis González tras haber hecho dos faltas muy brutas en menos de un minuto. La joven estrella albirroja estuvo tan aliviada que iba a seguir jugando que hasta lo abrazó al colombiano. Luego Derlis fue clave en cada ataque de Paraguay, ofreciendo velocidad y criterio.
Otros momentos como la pelota que definió Messi rozando el palo, el tiro de Pastore que atajó Silva, que el tiro de Haedo haya bajado suficiente para terminar dentro del arco y no en la tribuna, todo esto torció aquel cruel destino que había puesto un primer tiempo en el cual todo favoreció a Argentina.
La suerte no lo es todo, ya que un equipo debe aprovechar cuando la misma esta a favor de uno, y eso es lo que hizo la Albirroja, sin bajar los brazos y atacando a un equipo que haría temblar a cualquier otro. Esta fue una muestra de la verdadera “garra guaraní”, un equipo que nunca se rindió e hizo callar la boca a todos, por lo menos por un partido. Es su obligación mantener esta imagen positiva en los siguientes partidos, demostrando que lo del sábado fue el inicio de un nuevo camino y no un mero desvío para volver al anterior.
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