Llegaron con la Copa América de los pueblos originarios en alza ante el mundo. En el Aeropuerto Silvio Pettirossi los esperaban la gente, los flashes, las cámaras, los micrófonos y una efímera fama. Llegaron invictos, cargados de sonrisas y emociones que no se creían capaces de sentir, pues son oriundos de zonas muy golpeadas. Llegaron con el orgullo de vestir la Albirroja y representar a un país que los ha olvidado hace tiempo y que hoy necesita recuperar su memoria. Llegaron para dejar, a partir de ahora, un mensaje claro y conciso: Quieren acabar con la discriminación y lograr la reivindicación de los pueblos originarios del país.
Porque más allá de la euforia generada por la selección Paraguaya Indígena -la misma que acaba de consagrarse campeona de la primera Copa América de los pueblos originarios que se jugó en Chile- detrás de esta felicidad, y hasta del sentimiento de orgullo que hoy embarga al pueblo “futbolero”, hay situaciones que quedaron pendientes y que valorizan más aún este logro. Esas cosas ocultas que quedarán en la historia como pequeñas grandes anécdotas para sus protagonistas, pero que sirven un poco para entender la grandeza de lo logrado por este grupo indígena que hoy, más que una Copa, lo que busca es encontrar un espacio para reivindicar sus orígenes y principalmente terminar con la discriminación que sufren.
Cuando en los primeros meses de este año se puso en marcha el operativo “Copa América Indígena”, estaban lejos aún las fotos, las notas en los diarios y los cientos de mensajes de apoyo en las redes sociales. El proyecto empezó hace unos seis meses atrás, casi en forma anónima. La Secretaria de Nacional de Deportes (SND) empezó a moverse conjuntamente con la Unión de Fútbol del Interior (UFI) y el Instituto Nacional del Indigena (INDI), entidades que mostraron interés y empezaron a trabajar, en lo que entonces, pintaba todavía como un sueño; Tener la selección indígena paraguaya.
El Camino al sueño
Bajo la batuta del DT César Benítez y el acompañamiento de Virgilio Benítez, jefe del departamento de Participación de la SND, la pelota se echó a rodar y los indígenas, de diferentes comunidades, empezaron a llegar para la preselección. La lista en principio incluyó a 33 jugadores, de los cuales quedaron los 18 mejores para representar al país en el torneo. La evaluación de los atletas se hizo mediante un sistema que obligaba incluso a los futbolistas a hacer un test de atención para evaluar la velocidad mental a través de un tablero didáctico, conocido como “mastergoal”, el “ajedrez del fútbol”, según el propio Benítez.
Las prácticas de la preselección se desarrollaron en diferentes canchas de la zona del Chaco, ya que la mayoría de los jugadores vivían en la región. No obstante, de entre los 18 que finalmente fueron elegidos, 9 jugadores eran de la región oriental, principalmente de Curuguaty y Luque; el resto sí provino de diversos pueblos chaqueños. Con los finalmente seleccionados, en abril empezó el sueño que albergó a todos: Lograr la Copa América de Chile, la primera de los indígenas que se organizó este año, en coincidencia con la tradicional Copa América profesional.
En esas descuidadas y polvorosas canchas chaqueñas se fueron juntando para las prácticas, que empezaron los primeros días de abril. Sin camisetas ni botines, los indígenas viajaron horas y horas para estar puntual a la cita, dejando sus comunidades, sus tierras y sus pueblos, tal vez creyendo ya, desde ese momento, que tenían una cita con la historia. Porque estos indígenas tienen mucho que contar. Pueden contar, por ejemplo, lo difícil que es la vida diaria si no se tiene agua potable ni luz eléctrica, pero que peor es todavía soportar la discriminación e indiferencia de una gran parte de la sociedad paraguaya.
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Bartolomé Berguen Neufel, Benito Fale Herman, Christian Daniel Pintos Pereira, Oscar Pérez Klassen y Aureliano Silva Enns, de la etnia Enxet Norte, son de diferentes comunidades indígenas del Chaco, específicamente, del departamento de Presidente Hayes (o Bajo Chaco), y quedaron elegidos en el plantel principal de la Selección. En sus pueblos, la mayoría utiliza fogón con lámparas porque no existe energía eléctrica, mientras que el servicio de agua potable es hasta hoy una utopía. En promedio, el 80% de las comunidades indígenas del Chaco de estas etnias se maneja con tajamares para beber agua, y un porcentaje menor con pozo sin bomba. Eso sí, el 20% de la población de la Aldea 20 de Enero, de la comunidad El Estribo (Alto Chaco), en donde viven indígenas de tres etnias (Enxet Sur, Sanapaná y Toba Maskoy) tiene un lujo: El tanque australiano para sacar agua, según datos oficiales de la Direccción General de Estadísticas.
También son de comunidades chaqueñas los jugadores Serafín Chávez y Julio Cesar Chávez Atirillo (de la etnia Guaraní Occidental), Roberto Ariel Cabañas Rolón y Máximo José (Enxet Sur), Osvaldo Espínola Fariña (Guarani Ñandeva) y Miguel Ángel Orqueda Flores (Nivaclé), en cuyas comunidades indígenas la situación es casi la misma que los de Enxet Norte. Pozos o tajamares si se quiere beber agua, lámparas a kerosene o gas si se quiere tener algo de luz.
A su vez, los jugadores Edgar Magdaleno Aponte Vera, Iván Alejandro Portillo Duarte, Arnaldo Nuñez Duarte, Jeremías Sales Benítez y Lidio Nicodemo Vera Portillo son de la comunidad Ava Guarani, de la región oriental, entre los departamentos de Canindeyú y Central. Según datos de TierraViva, en Paraguay existen 140 comunidades y 18 núcleos familiares de esta etnia, repartidos en los departamentos de Canindeyú, Alto Paraná y San Pedro principalmente, pero también en menor proporción en Caaguazú, Central, Amambay y Concepción. Como casi todas las comunidades indígenas del país, Los Ava Guaraní –que significa Hombre Guaraní– también sufrieron de invasiones a sus territorios ancestrales, situación que obligó a muchos de ellos a migrar hacia zonas céntricas o urbanas.
”Un indígena viene a pasearse a Asunción y le miran con otros ojos, como si fuera que venís a robar” Serafín Chávez, capitán de la Albirroja indígena
Finalmente, en la nómina de la selección están Claudio David Amarilla y Raúl Arnaldo Amarilla, de la etnia Ache, que viven en comunidades de Mora Cue, Luque. Los Aché, según datos estadísticos oficiales, están por varias zonas de Canindeyú, Caaguazú, Caazapá y Alto Paraná, en la región oriental. Los indígenas de esta región tienen más acceso a los servicios básicos, pero esto no quita que hayan superado ser discriminados. De acuerdo con los datos de la Dirección de Estadísticas y Censos, en promedio, entre el 70 a 80% de las comunidades indígenas que están en la región oriental cuentan con sistema de energía eléctrica y agua potable, pero todavía hay muchos que continúan con el sistema de los pozos artesianos y fogones.
“Un indígena viene a pasearse a Asunción y te miran con otros ojos, como si fuera que venís a robar” declaró Serafín Chávez, capitán indígena, a Guillermo Domanicsky, en una entrevista en radio Cardinal. Más allá de acceder a los servicios básicos -que es un derecho de las comunidades indígenas- los jugadores de esta albirroja de pueblos originarios buscan ganar quizás el otro partido más importante de sus vidas: Acabar con la discriminación que sienten y palpan en la ciudad, y que aspiran que a partir de esta hazaña deportiva, se pueda ir logrando de a poco.
El otro Ramón
Lejos de la parafernalia que fue la contratación de Ramón Díaz como DT de la Albirroja profesional y de los números que se manejaron para su contratación, en el polo opuesto de nuestro fútbol pero siempre albirrojo, otro Ramón se hacía cargo de la albirroja indígena. César Ramón Benítez Cáceres asumió el desafío de dirigir los destinos de esta selección de pueblos originarios. Si bien el contrato de Ramón Díaz no se dio a conocer, en el caso de Ramón Benítez tampoco, y en principio, por una simple razón; El DT, su cuerpo técnico y los jugadores, trabajaron sin cobrar durante todo el proceso que duró esta Copa América. Recibieron sí, viáticos en algunos momentos, pero no tuvieron sueldo.
Benítez Cáceres trabajó sin cobrar durante 4 meses, mismo periodo para los jugadores, que tampoco recibieron remuneración. Pero antes de quejarse o reclamar, decidieron continuar. En lugar de protestar o pedir, decidieron seguir y dar lo mejor que tenían, porque sabían que la victoria que podían conseguir iba a ser mucho más importante que cualquier sueldo.
”Lo más importante que se logró, más allá del título y otros logros personales de los jugadores, fue eliminar un poco esa barrera existente entre nosotros y los hermanos indígenas” César Ramón Benítez, Director Técnico
“Recuerdo muy bien que empezamos las prácticas el 14 de abril” contó a CCh el ahora DT ganador. Benítez Cáceres trabaja hace 18 años en la Municipalidad de Lambaré, y para hacerse cargo de la Selección indígena, tuvo que acomodar sus tiempos a las prácticas, que por lo general, se hacían sábados o si era entre semana, en horas de la tarde.
“En la historia deportiva del país, los grandes logros del deporte paraguayo, fueron logros que no tuvieron demasiado apoyo” sentenció el DT. Comentó que el trabajo en el día a día fue fundamental para llegar de la mejor forma a Chile y que los indígenas mostraron una actitud profesional desde el primer día “Quizás no eran profesionales porque no se dedicaban a eso, pero estoy seguro que más profesionales que ellos es difícil encontrar cuando se proponen una meta” aseveró también el ahora Técnico campeón.
Benítez Cáceres rememoró que unos amigos de la UFI donaron 40 camisetas, misma cantidad de pantaloncitos y medias, y que mediante estas donaciones podían hacer las prácticas con equipos diferenciados. “Como tuvimos un solo equipo de camisetas para ir a la Copa América, entonces usamos esa donación para llevar de alternativa, en caso de que necesitáramos usar” señaló el Profe, quien gracias a la cantidad de días acumulados de vacaciones, pudo negociar para ir a la Copa América ya que no podía dejar su puesto laboral ni pedir un permiso especial.
Además de Benítez Cáceres, el cuerpo técnico que acompañó a esta selección estuvo integrada por Virgilio Ramón Benítez como Jefe de Delegación; el Preparador Físico fue Marcos Coronel Romero; la kinesióloga Griselda Miranda y como médico estuvo Rolando Zelada.
“Lo más importante que se logró, más allá del título y de los logros de algunos jugadores (Arquero menos vencido y goleador del torneo) fue eliminar la barrera existente entre nosotros y los hermanos indígenas. Ese fue realmente el logro más importante de todo lo que hicimos” aseguró Benítez Cáceres.
Para Benítez Cáceres, lo mejor de todo esto fue tratar de dejar un mensaje, que esta Copa sirva para que la gente tenga en cuenta a los indígenas. Los jugadores entendieron y trabajaron para ello, por eso, desde el momento que se sintieron ganadores, desde el momento del pitazo final contra Colombia, en tierras chilenas, sintieron que la victoria en la cancha podía transmitirse también en otros ámbitos, y ahora apuntan a eso.
Ahora todos esperan ganar el partido más importante que les queda, no solo por ellos, sino por sus pueblos y comunidades: Acabar con la discriminación.
Fotos de la SND