Un torneo futbolero de carácter “internacional” pero disputado en Paraguay. Esto se logra cuando los documentos marcan distintas nacionalidades, igual ubicación geográfica, ya sea temporal o permanente, y una misma inalterable pasión: el fútbol.
Como si el único vínculo necesario fuese una pelota, que va a los pies, como los pies a la pelota; y se hace de barro, tras los días lluviosos, y se hace polvo, en esos días de intenso, lacerante calor; como pocos, a los que de a poco se fueron acostumbrando; así van ellos, los domingos de mañana, desde temprano, transformando en “uno” lo que minutos antes se conformaba de “muchos”, y, como si fuera poco: distintos.
Diferentes culturas, diferentes lugares de origen, experiencias de vida; y hasta motivos, para coincidir hoy en el mismo país: el nuestro. Extranjeros de diferentes nacionalidades, disputan (o más bien, comparten) un torneo de carácter “internacional” en Asunción. Cada domingo, desde la mañana, una pelota convoca a uruguayos, argentinos, bolivianos y peruanos que residen en nuestra tierra. El Club Silvio Pettirossi se torna cosmopolita, una pequeña Babel con un solo lenguaje de pasión, que no conoce de fronteras: El fútbol.
Al séptimo día: el fútbol
Es el séptimo día; el que desde la biblia se marcó como el día de descanso; esta vez el sol se levanta imponente; aunque aún no despiadado en el Barrio Republicano. En el club Silvio Pettirossi comienzan a llegar, desde muy temprano, los jugadores de Nacional y Rentista, ambos conjuntos uruguayos, que abren la segunda fecha del torneo de la Unión Deportiva Sudamericana (UDS), una liga que reúne a 16 equipos conformados por uruguayos, argentinos, peruanos, bolivianos y chilenos residentes en Asunción y alrededores, y que encontraron en el fútbol el divino ocio que también rinde culto al bíblico descanso; y a los sentimientos más genuinos, dispersos en la infinidad de vueltas de una pelota.
El vals de los quince años
El torneo surgió hace unos 15 años. Fue un puñado de Chilenos residentes en Asunción que empezó jugando partidos los domingos, como una manera de reencontrarse entre compueblanos y compartir. Con el tiempo, se fueron sumando más extranjeros, gracias al boca a boca entre compañeros, parientes, y se dieron cuenta que podían armar algo más grande y serio: Fue así que oficialmente nació la liga sudamericana, que hoy día ya reúne a 16 equipos, la mayoría con clubes tradicionales de cada país participante.
Están River, Boca e Independiente por Argentina. De Chile resaltan Colo Colo y Universidad de Chile. Por Perú, participan los históricos Universitario y Sporting Cristal, además de Defensor Lima y también el Municipal. Uruguay presenta a los tradicionales Peñarol y Nacional, a los que se suman Danubio y Rentista. Bolivia está representada por The Strongest, Oriente Petrolero y Guabirá. La defensa por cada camiseta que hacen los jugadores de esta Liga no se ve quizás ni en los torneos oficiales en donde juegan los profesionales pagados por defenderlas.
Es cierto, falta un equipo brasileño, pero hasta ahora, los dueños de la samba no consiguieron formar un plantel. No obstante, hay un par de brasileños que juegan en algunos equipos como comunitarios.
Mientras el Nacional uruguayo expone toda su experiencia en cancha frente a sus “paisanos” de Rentista, quienes juegan por primera vez en la liga, van llegando los demás jugadores de los otros equipos. Muchos vienen con sus familias, para pasar una mañana en compañía de amigos y viendo fútbol. Por supuesto, las vendedoras no pueden faltar, como doña Flora, peruana ella, que ofrece sus productos típicos a sus compatriotas que juegan el torneo: “Vengo desde hace tres años siguiendo el campeonato. Tengo algunas empanaditas y principalmente cebiche, que gusta mucho” dice Flora, con una sonrisa que enseña las arrugas de su rostro. “Los uruguayos son muy fuertes, para mí, uno de ellos va a ser el campeón” arremete doña Flora, con un pronóstico futbolístico.
Está también Rodrigo Canale, un chileno residente en Paraguay hace varios años y que ofrece las famosas empanadas chilenas, pero como dice don Rodrigo, “bien calentitas”. “El año que viene me pongo los cortos y también juego yo, eh” avisa don Rodrigo, mientras recorre las gradas ofreciendo su producto.
El tereré y las gradas
El calor invita a la ronda del tereré, bajo la sombra de los árboles que le da un ambiente especial a las graderías del Bernabé Pedrozo, estadio del Club Aviador de Republicano que alberga este torneo desde este año. Y el tereré invita a la charla.
“Para nosotros, el fútbol es muy grande. Mucha gente nos dice: ´Qué locos son, se levantan domingo temprano en lugar de descansar y compartir con la familia´, pero esto es una pasión” afirma mientras seca los gruesos sudores de su frente José Luis Ríos, presidente desde hace dos años de la liga, después de que su equipo, el boliviano Real Potosí (que próximamente se llamará Oriente Petrolero) haya caído ante la fuerza del Colo Colo chileno.
Ríos explica los motivos de esta organización. Dice que para ellos significa un espacio de confraternidad muy importante tener, cada domingo de mañana, un encuentro de esta naturaleza. Dice que la Liga está creciendo, que ya tiene formado un estatuto y las reglas son cada vez más claras para todos. “Aquí hay generaciones enteras, por eso en los estatutos de la UDS ya ampliamos el espectro de participantes. Los descendientes directos que nacieron en Paraguay pueden jugar el torneo. Es así, que en Colo Colo de Chile ya hay un nieto ya está jugando” comenta Ríos.
Sobre lo que significa jugar este torneo, el presidente de la USD fue categórico: “Esto es único. Desde el momento en que sabemos qué horario se juega ya se empieza a vibrar (los martes son las reuniones de delegados). Tenemos un grupo de WhatsApp en donde nos damos manija, hay cargadas, como todo, pero estamos toda la semana vibrando a través de las redes” enfatiza el dirigente.
Para los jugadores, también es un desahogo y tener la posibilidad de compartir un domingo con sus compatriotas. “Esto es genial desde el momento en que nos podemos encontrar con gente nuestra y compartir también con los amigos paraguayos que ya formamos gracias a los años de residencia” dice Nicolás Filipini, uruguayo que viste los colores del Rentista.
La liga, los partidos
De entre los 16 equipos, los uruguayos toman la posta con 4 equipos. El más ganador es Peñarol, que es el equipo que más veces salió campeón y que hace dos domingos jugó contra Nacional, que como todo clásico uruguayo, fue más que un partido, lo que se tuvo en cancha fue una batalla. Esta vez, la victoria fue para los “bolsoneros” por 2 a 1.
El sistema establece jugar todos contra todos y se clasifican 12 equipos. Los cuatro primeros directamente pasan a cuartos de final, esperando rivales. Después, se juega partidos de eliminación directa hasta la final.
Presencia paraguaya
¿Cómo en un torneo Sudamericano que se juega en Paraguay no puede haber conjunto paraguayos? La respuesta es muy simple: Si se forma un equipo local, la capacidad de conseguir jugadores es infinitamente superior a lo de los extranjeros.
“Pensamos en meter un equipo paraguayo pero después nos dimos cuenta que aquí iban a armar un equipo de primer nivel y nos iban a pasar por encima. Entonces decidimos habilitar hasta 7 paraguayos por cada lista de buena fe de los equipos, porque todos nosotros somos trabajadores, gente laburante que queremos divertinos. Así que invitamos a nuestros compañeros de trabajo que son paraguayos para que se sumen” explica en este punto Ríos, el presidente de la USD.
“Fútbol sin fronteras” dice el lema de la Unión Sudamericana. Estos trabajadores, arraigados en nuestro país desde hace años, formando familia, comunidades, vienen a confirmar que la pasión por este deporte no conoce de fronteras ni de nacionalidades, porque el fútbol no tiene patria, y hay uno solo.
Vean la colección de fotos en el álbum de #Fotociclo aquí.
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